SALMO 11/ CONFIANZA



En el Señor confío. (Salmo 11:1)


El salmista hace una afirmación bien simple pero profundamente cargada de significado. Todos los seres humanos necesitamos, yo diría que con desesperación, confiar; el problema es que existe una monumental crisis de confianza; uno no sabe en qué o en quién confiar. En el pasado muchas relaciones estaban basadas precisamente en eso, en la confianza, hoy en día eso ya no es posible. En mi país todos los partidos políticos, sin excepción, están salpicados por casos de corrupción económica. Nuestros gobernantes nos mienten descaradamente sin que podamos hacer nada al respecto. El sistema judicial cierra los ojos antes casos de corrupción y emite sentencias alucinantes que han provocada que ya haga mucho tiempo que no haya confianza en los jueces ni en la separación de poderes. Los bancos abusando de la confianza depositada en ellos por sus clientes les venden productos financieros abusivos y que rallan con la ilegalidad. La Biblia, por su parte, ya nos advierte que es un necio quien confía en el ser humano; todos nosotros en mayor o menor medida hemos experimentado esa realidad. Para finalizar esta pesimista evaluación de la falta de confianza también la Palabra nos indica que se equivoca aquel que confía o en su fuerza o sus riquezas.

El mercado de la confianza no está para tirar cohetes, no da muchas alegrías ¿Cuáles son los valores seguros en los que uno puede invertir o depositar su confianza? El salmista lo tenía claro, en el Señor, y más abajo en el mismo salmo explica el porqué, Él continúa sentado en su trono, es decir, continúa teniendo el control y el señorío sobre el universo. En un mundo tal volátil, incierto, complejo y ambiguo yo decido confiar en el Señor porque sigo pensando que, a pesar de todas las cosas, sigue siendo la opción más segura y fiable.


Y tú, en la práctica ¿En quién o qué confías? ¿Cuán fiable y seguro es aquello o aquel en quien has hecho tu depósito?

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