BESALEL Y OHOLIAB/ ARTE Y BELLEZA/ ÉXODO 35/36
Así, pues, Besalel, Oholiab y aquellos a quienes el Señor había dotado de talento y habilidad especial para realizar los distintos trabajos del santuario, llevaron a cabo todo lo que había ordenado el Señor. (Éxodo 36:1)
Estas dos personas formaban parte de un grupo de artistas; eran orfebres y el texto nos indica que habían sido dotados por el Señor con un talento y habilidad especial, el de crear belleza por medio del arte. Esta afirmación es, a mi parecer, muy importante porque nos indica que la capacidad de generar arte, de crear belleza es un don que proviene de Dios. En este caso específico le fue dado a estos artesanos para poder hacer de una forma funcional y a la vez bella los utensilios y el entorno necesario para la adoración a Dios; pero creo que es posible afirmar que nadie tiene esa capacidad si no le es dada por el Señor; Él es creador y ha generado un universo lleno de asombrosa belleza. Nuestra capacidad para seguir creando belleza a través de las artes es consecuencia de que llevamos, aunque sea de forma deteriorada, la imagen del Señor en nuestras vidas.
El arte, en todas sus manifestaciones, tanto plásticas como escénicas, es algo fundamentalmente espiritual. Satisface una necesidad profunda de belleza pero, en sí mismo, no tiene ninguna utilidad práctica. Sin embargo, incluso cuando hacemos herramientas y utensilios prácticos tratamos que sean estéticos y bien diseñados. Sabemos apreciar la belleza en un automóvil, un abridor de botellas o un electrodoméstico. A lo largo de la historia de la humanidad han habido personas que han creado obras de arte maravillosas; muchas de ellas inspiradas por la espiritualidad y la fe. Todavía hoy en día tenemos la capacidad de sentirnos impresionados ante la contemplación de una catedral gótica, una pintura de cualquier época o una escultura antigua o contemporánea. Hay música y literatura que al experimentarla mueven nuestras emociones y nos permiten experimentar sensaciones de todo tipo.
Todo artista, todo creador de belleza ha recibido esta capacidad como un don de Dios, como parte de su providencia para con la humanidad y el deseo del Señor de satisfacer nuestras necesidades, en este caso concreto las estéticas. Hay artistas que a lo largo de los siglos han usado ese don para honrar al Señor, otros lo han usado para honrarse a sí mismos cultivando más y más su egocentrismo. Unos, de forma consciente o inconsciente, han hecho del arte un vehículo para los valores del Reino; otros, por el contrario, han propagado valores contrarios a Dios y su voluntad. Algunos artistas han vivido vidas ejemplares; otros censurables. Sin embargo, un seguidor de Jesús haría bien en distinguir y celebrar la belleza haya donde la vea, sabiendo que es un don de Dios la capacidad de crearla, al margen del uso, propio o impropio que haga el portador del don.
¿Cómo puede cambiar tu actitud hacia el arte y la belleza el entender que es un don de Dios la capacidad de crearla?
Comentarios
Publicar un comentario