CAÍN, JABAL, JABUL Y TUBALCAÍN/ CONTRIBUCIÓN/ GÉNESIS 4



17 Caín tuvo relaciones sexuales con su esposa, y ella quedó embarazada y dio a luz a Enoc. Luego Caín fundó una ciudad, que llevaba el nombre de su hijo Enoc.18 Enoc tuvo un hijo llamado Irad, Irad fue el padre de[f] Mehujael. Mehujael fue el padre de Metusael, Metusael fue el padre de Lamec.
19 Lamec se casó con dos mujeres. La primera se llamaba Ada y la segunda, Zila.20 Ada dio a luz a Jabal, quien fue el primero de los que crían animales y viven en carpas. 21 El nombre de su hermano fue Jubal, el primero de todos los que tocan el arpa y la flauta. 22 La otra esposa de Lamec, Zila, dio a luz un hijo llamado Tubal-caín, el cual se hizo experto en forjar herramientas de bronce y de hierro. (Génesis 4:17-22)

Creo que en todos los años que llevo leyendo y meditando en la Biblia esta es la primera vez que me paro a reflexionar en serio sobre este pasaje y, al hacerlo, me produce sentimientos encontrados. Por un lado los veo como los "malos" de la película. Se trata de la estirpe de Caín que, como vi más adelante, sigue marcada por la violencia gratuita y desproporcionada. Por otro lado veo la gran contribución de estos personajes, la ciudad, la ganadería nómada, las artes y la tecnología, todas ellas grandes y positivas contribuciones a la historia de la humanidad que han mejorado la vida del ser humano durante generaciones y generaciones. Mi simplismo evangélico a menudo me lleva a procesar la complejidad de la realidad humana con lentes que tienden a simplificarla para hacérmela más llevadera.
Me doy cuenta que todos los seres humanos llevamos -aunque deteriorada- en nosotros la imagen de Dios. Un Dios que nos ha dado dones y capacidades y, por medio de ellas, podemos contribuir al beneficio, crecimiento y prosperidad de la raza humana. No importa si somos o no seguidores de Jesús, tenemos increíbles potencialidades que podemos usarlas para el bien y para el mal, para la prosperidad de las comunidades o para someterlas y explotarlas, dependerá de la elección que hagamos. Es mi reflexión que como seguidores del Maestro debemos reconocer, celebrar y valorar toda contribución que permite que la vida del ser humano sea más como Dios la pensó y menos como el pecado la ha deteriorado. Todo avance en las ciencias, las artes, la tecnología y el resto de disciplinas es un reflejo del carácter creador del Señor y, por tanto, parte de su contribución al bienestar de una humanidad que ama y quiere restaurar. El uso que hagamos de ello. Bien, eso es otra historia.

¿Qué capacidad tienes de celebrar las contribuciones de aquellos que no conocen al Señor al bienestar del ser humano?

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