ROMANOS/ GUÍA PRÁCTICA PARA LA VIDA COTIDIANA 15/ VICTORIA SOBRE EL MAL/ ROMANOS 12:21
No permitas que te venza el mal, antes bien, vence al mal a fuerza de bien. (Romanos 12:21)
Al leer este corto fragmento el apóstol nos comunica tres verdades muy importantes. La primera, estamos en una guerra espiritual. La segunda, en esta guerra podemos ser derrotados. La tercera, existe una estrategia para evitarlo y conseguir la victoria.
Primero, el mal es pervasivo, lo invade todo, está por todos lados, a nuestro alrededor y, lo que es peor, dentro de nosotros mismos. Desde que el ser humano tomó la decisión de independizarse de Dios y su autoridad hemos dejado de ser el tipo de personas que Él tenía en mente y este universo ha dejado de ser el que creó y del cual afirmó que todo era muy bueno. En forma de acciones, omisiones, pensamientos, actitudes, valores, prioridades y estilos de vida el mal se expresa a sus anchas en todas y cada una de las diferentes esferas del mundo. Ese mismo mal pugna por conquistarnos, por moldearnos, por hacer que seamos menos como Jesús y más y más como los modelos que el mundo a nuestro alrededor ofrece.
Segundo, podemos ser derrotados. Cada vez que cedemos a la tentación, cada vez que consciente o inconscientemente optamos por no reflejar el carácter de Jesús, cada vez que apostamos por el pecado en vez de la obediencia, por pagarle a otro con su misma moneda en vez del perdón, en cada ocasión que nos dejamos guiar por nuestro instintos y deseos y no por la Palabra el mal avanza, gana posiciones en el mundo y, lo que es peor, en nuestro propio corazón.
Tercero, la estrategia para vencer al mal, la única posible, la única que consigue que éste retroceda, pierda terreno y el Reino avance es por medio de la práctica proactiva, intencional y, muy a menudo, dolorosa del bien. Cada vez, por pequeña y simple que sea, que practico, que vivo el bien, que reflejo a Jesús por medio de mi vida, el mal huye despavorido y el Reino avanza y este mundo se parece, aunque sea un poquito más, a lo que Dios tenía en mente y no a lo que el pecado ha producido.
¿Qué resultados estás obteniendo en la lucha entre el bien y el mal? ¿Qué identificas que te impide vencer al mal?
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