ROMANOS/ GUÍA PRÁCTICA PARA LA VIDA COTIDIANA 10: LLORAR Y GOZAR/ ROMANOS 12:15



Alegraos con los que están alegres y llorad con los que lloran. (Romanos 12:15)


El apóstol Pablo sigue desgranando consejos para vivir el día a día como auténticos seguidores de Jesús. Aquí nos habla de nuestra capacidad de empatizar con aquellos que están alegres y los que sufren.

Yo afirmaría que lo primero no es excesivamente difícil. Creo que el dolor ajeno -salvo que estemos seriamente dañados a nivel moral- genera en nosotros de forma espontánea un sentimiento de identificación con aquel que está pasándolo mal y sobrellevando situaciones de dificultad, dolor o sufrimiento. Lo vemos en la respuesta natural, rápida y generosa de las personas delante de situaciones extremas y de calamidades naturales o sociales. Sin quitarle, para nada, el mérito, considero que no es tan difícil como la segunda recomendación del apóstol, gozarnos con aquellos que están gozosos.

Eso ya comienza a ser una pelo más complicado ¿Por qué? Porque para poder hacerlo de forma genuina, es decir, más allá de ser políticamente correctos y educados, para poder realmente empatizar y, como dice el texto, sentir lo mismo que el otro siente, uno tiene que vencer sentimientos negativos que no se dan en el supuesto anterior. En ocasiones hay que vencer la envidia que produce lo que el otro tiene -la causa de su gozo- y que nosotros carecemos. Otras veces debemos superar un sentido de injusticia y frustración porque nos consideramos tan dignos o más de haber recibido o experimentado aquello que el hermano goza y, sin embargo, no ha sido así. También lo que el otro goza pone de manifiesto carencias propias, inseguridades, anhelos no cumplidos. En fin, el ser humano es muy complejo y todo lo fácil que es llorar con el que llora no lo es alegrarse con el que está alegre ¡Cuán a menudo esto último pone de manifiesto nuestra mezquindad!

Tengo una fórmula que ayuda. Es infalible, sin embargo, a la mayoría no les funciona ¿Por qué? por falta de continuidad en su práctica. Lo que hago cuando siento que tengo que luchar con los sentimientos que me impiden gozar con los que se gozan, lo que hago es reconocer mis sentimientos ruines y mezquinos, ponerles una clara etiqueta -resentimiento, indignación, envidia, frustración, etc.- se los llevo a Dios y los pongo en sus manos, se los entrego. ¿Cuántas veces lo hago? Tantas como necesito hasta que el tema queda resuelto, del mismo modo que respiras tantas veces al día como necesitas.


¿Qué te impide gozarte con los que se gozan alrededor tuyo?

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