ROMANOS/ PERDER LA OPORTUNIDAD/ ROMANOS 10
En cambio, de Israel dice: Todo el día he tenido mis manos tendidas a un pueblo indócil y rebelde. (Romanos 10:21)
El capítulo diez indica como todas las personas, tanto judíos como no judíos, pueden alcanzar la salvación por medio de la fe depositada en Jesús. El apóstol también indica como los gentiles que no buscaban a Dios, pudieron encontrarlo y, por el contrario, el pueblo de Israel ante su tozudez y rebeldía, perdió la oportunidad.
La lectura de este pasaje me ha hecho pensar en nuestra realidad cotidiana y el peligro de que podamos perder la oportunidad de encontrarnos con Dios. Creo que el Señor -como dice la Escritura- está de forma constante tendiéndonos sus manos y ofreciéndonos oportunidades, sin embargo, vivimos realidades cotidianas que hacen que podamos pasarlas por alto.
Creo que para poder identificar esas oportunidades nos es necesaria la práctica de la reflexión. La reflexión es el acto de inclinarnos hacia atrás para ganar distancia y perspectiva. La reflexión nos permite poder identificar dónde está Dios, qué nos está ofreciendo, qué oportunidades nos está dando, qué quiere decirnos a nuestras vidas. Ahora bien, la reflexión es como un músculo, se desarrolla con la práctica continuada. Su ejercicio nos permite ir afinando más y más en percibir e identificar el Dios que está a nuestro alrededor con las manos tendidas. Ahora bien, todo en nuestra sociedad, porfía en contra del hábito de reflexionar, vivimos en una cultura del ruido, la prisa, la acción, la actividad y la multitud. Una cultura en la que a menos que de forma intencional busquemos espacio para ejercer la reflexión esta no se dará y con ello corremos el riesgo de ignorar o no identificar al Dios que tiene sus manos tendidas hacia nosotros.
Incluso nuestra cultura eclesiástica impide, con demasiada frecuencia, la reflexión, cantamos, oramos, nos movemos pero cuesta estar quietos en la presencia de Dios, cuesta acallar nuestras voces para oír la suya. Me pregunto si en nuestras liturgias no deberíamos proporcionar más espacios para el silencio que es el único entorno en el que la reflexión es posible.
¿Qué puedes hacer para generar espacios de reflexión en tu vida? ¿Cuáles son las barreras externas e internas que te impiden hacerlo?
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