HAGEO/ EN LA OBRA DE DIOS/ HAGEO 1:1-12



Así ha dicho el Señor del universo: Este pueblo afirma que aún no ha llegado el momento adecuado para reconstruir el Templo del Señor. (Hageo 1: 2)

La situación que describe el profeta en este primer capítulo es muy interesante y, me atrevería a decir, muy contemporánea. El pueblo, regresado del exilio de Babilonia y en pleno proceso de reconstrucción nacional, vive una situación de insatisfacción en sus vidas personales, la prosperidad económica y el progreso son evidente, sin embargo la comunidad del Señor no experimenta el gozo y la satisfacción, la plenitud que se debería derivar de ser escogidos del Dios que gobierna el universo y que les ha devuelto a su tierra natal. La explicación del profeta -dada de parte del Señor- es clara, se debe a que han olvidado la obra del Señor que, en este caso específico tiene que ver con la construcción del templo de Jerusalén. ¡No olvidéis vuestras prioridades! les dice el profeta y todo encajará.

Mi lectura contemporánea es que, en muchas ocasiones, los seguidores de Jesús nos hemos centrado -como el pueblo de Israel- en la construcción de nuestros propios proyectos personales -algo total y absolutamente legítimo- y nos hemos olvidado de la construcción del Reino de Dios. Hemos visto una especie de incompatibilidad entre ambas cosas, lo hemos percibido -de forma artificial- como excluyente y, consecuentemente, no hemos o tenemos tiempo para la construcción del Reino de Dios pues andamos en busca de nuestros propios proyectos personales que, es lo que pienso, del mismo modo que al pueblo de Israel -tal y como describe Hageo- no nos producen la plenitud, la satisfacción y el sentido que pensábamos que obtendríamos de ello.

Creo que la solución es entender que nuestros proyectos personales -profesionales, familiares, etc.- no son incompatibles con la construcción del Reino de Dios, antes al contrario, es a través de los mismos que lo llevamos a cabo pues este Reino se construye comenzando en el hogar y se extiende como un magma por todas las áreas y dimensiones de la sociedad, la cultura, la política, las artes, los negocios, la educación, el ocio, la ciencia, la comunicación y así, un largo etcétera. 

No tendremos total satisfacción y plenitud hasta que entendamos que sólo cuando construimos el Reino somos total y absolutamente plenos y desarrollados.


¿Cómo puedes compatibilizar el Reino de Dios y tu proyecto personal?

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