JONÁS/ EL PRIMER ENFADO DE JONÁS/ JONÁS 3
¡Oh Señor! ¿Acaso no era esto lo que yo me decía mientras estaba en mi tierra? Por eso me apresuré a huir hacia Tarsis, porque yo sabía que tú eres un Dios benévolo y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor; yo sabía que te retractas del castigo. Así, pues, Señor te ruego que me quites la vida, porque prefiero morir a vivir. El Señor contestó a Jonás: ¿Piensas que haces bien en enojarte de esta manera? (Jonás 3: 2-4)
Jonás, según sus propias palabras, es un buen conocedor del carácter de Dios y precisamente por eso se enfada. El profeta describe correctamente al Señor, benévolo, compasivo, lento para la ira, grande en misericordia y pronto para retractarse cuando hay arrepentimiento. Sin embargo, tristemente eso no le agradaba a Jonás. Todo parece indicar que él deseaba la muerte y destrucción de la gente de Nínive y no podía soportar el hecho de que fueran perdonados por Dios. Su irritación y frustración por la actuación del Señor es tan grande que el mismo Dios tiene que confrontar su actitud y preguntarle acerca de la corrección de la misma.
Me da la impresión que Jonás, buen conocedor del carácter divino como indicaba antes, carece el mismo de las cualidades que atribuía a Dios. Jonás nos aparece en este pasaje carente de misericordia y compasión hacia la gente de Nínive y con ello no refleja la forma de ser del Dios a quien servía. Esto mismo nos puede pasar a los seguidores de Jesús que, aunque seamos buenos conocedores de cómo es Él, sin embargo, no reflejemos en nuestras actitudes hacia los pecadores ese mismo carácter del que hizo gala Jesús. Hay muchos cristianos que reflejan más a Jonás que a Jesús, aunque ambos comiencen sus nombres con jota. Hay muchos cristianos que, habiendo olvidado que son recipientes de la misericordia y compasión del Señor, se muestran inmisericordes y carentes de amor y compasión hacia la sociedad pecadora que los rodea y, en ocasiones pienso, están deseosos de que el castigo de lo alto caiga sobre todos ellos.
Estamos llamados a reflejar el carácter de Dios -compasión, misericordia, amor, gracia y benevolencia- justo lo que nosotros hemos recibido de Él. El juicio, la ira, la condena, el rechazo no nos corresponde a nosotros sino al Señor.
¿Tú actitud hacia el pecador se parece más a la de Jonás o la de Jesús?
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