JESÚS/ EL PROBLEMA ES EL CORAZÓN/ MATEO 15:1-20



18 En cambio, lo que sale de la boca procede del corazón, y eso es lo que hace impura a la persona. 19 Porque del corazón proceden las malas intenciones, los asesinatos, los adulterios, las inmoralidades sexuales, los robos, las calumnias y las blasfemias. 20 Todo esto es lo que hace impura a una persona, y no el sentarse a comer sin haberse lavado las manos. (Mateo 15:18-20)


En la visión hebrea del mundo el corazón es el centro de control de la vida, el lugar desde el que se elabora y gobierna el proyecto de vida de una persona. En las Escrituras el problema de todo ser humano siempre es el corazón, nunca las conductas, pues estas últimas lo único que hacen es poner de manifiesto aquello que hay en el interior.

El pecado es un problema del corazón, una actitud de rebelión contra Dios y contra su autoridad, un deseo de vivir independiente de Él, al margen de su persona y su jurisdicción. Uno puede controlar, disimular o maquillar sus conductas para hacerlas aceptables a los ojos de los demás y, sin embargo, tener un corazón totalmente sucio y rebelde ante el Señor.

Uno, por tanto, puede cuidar sus conductas y dejar intacto su corazón, sin embargo, no es posible lo opuesto porque cuidar el corazón siempre traerá como resultado una alteración de nuestras conductas, nuestros valores, nuestras actitudes, nuestras prioridades, en definitiva, nuestra vida.

Ir al corazón es ir a la raíz de todo y no quedarse en la sintomatología superficial del problema del ser humano.


¿Cuál es el estado de tu corazón?

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