JESÚS/ AMIGOS Y SANIDAD/ MATEO 9: 1-8
Viendo la fe de los que le llevaban. (Mateo 9:2)
Veo dos cosas interesantes en este pasaje. La primera, que Jesús sana. La segunda, que lo hace porque hay personas que han tenido la sensibilidad, la preocupación, la intencionalidad y la proactividad de acercar al necesitado al Maestro. Sin ellos el milagro no habría sido posible. Sin ellos las necesidades de aquel ser humano no hubieran sido satisfechas. Sin ellos una persona no habría sido restaurada. Pero sin Jesús tampoco hubiera habido sanación.
Esto me lleva a pensar en la frase de Agustín de Hipona: "El hombre sin Dios, no puede. Dios sin el hombre, no quiere". Veo que el Señor ha decidido hacer equipo con nosotros para que podamos ser agentes de restauración en este mundo roto. Cuando nos alineamos con Él podemos ser un buen equipo.
La cuestión clave es que a nuestro alrededor hay una buena cantidad de personas que están -literal o metafóricamente- en la misma situación que aquel hombre del pasaje y que precisan que otros -en este caso nosotros- los acerquen a Jesús. Podemos hacerlo de muchas maneras, hablándoles del Señor, dándoles la oportunidad de que lo conozcan, acompañándolos en sus procesos vitales de sufrimiento, duelo, pérdida, retos y problemas de la vida y de una manera que está, sin dudar, al alcance de cualquier seguidor de Jesús, a saber, la oración de intercesión que nos permite presentar en el mismísimo lugar santísimo a cualquier ser humano que sufre y está en necesidad. Presentarlos ante el Jesús que, no olvidemos, sana.
¿Quién hay a nuestro alrededor? ¿Quién precisa ser presentado ante el Maestro que sana?
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