SEGUNDA CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE CORINTO/ DISTINGUIR/ 11:1-15

13 En realidad, esos tales son apóstoles falsos, obreros fraudulentos disfrazados de apóstoles de Cristo. 14 Y no hay que sorprenderse, pues si el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz, 15 es natural que, quienes le sirven se disfracen de agentes de salvación. Pero tendrán el final que merecen sus acciones. (2 Corintios 11:13-15)

El trasfondo de estas palabras es la actuación de ciertos personajes que se atribuían un estatus del que carecían y que, sorprendentemente, cuestionaban el liderazgo y el propio apostolado de Pablo en la iglesia que él mismo había fundado e invertido tanto tiempo. Pablo llega a calificarlos de agentes de Satanás y falsos y fraudulentos obreros.

A menudo he tenido la oportunidad de ver liderazgos de tipo abusivo en la iglesia. Personas que se atribuyen una autoridad que está más basada en la posición que en el servicio y que, consecuentemente, se sirven de la congregación en vez de servirla. Líderes en los cuales es difícil identificar al Jesús que, en sus propias palabras, no vino para ser servido sino para servir. Personas al frente de comunidades y organizaciones que pareciera que nunca han oído la afirmación del Señor relativa a aprender de Él que es manso y humilde.

Esos líderes pueden tener resultados impresionantes y estar al frente de iglesias, misiones u organizaciones de gran tamaño, sin embargo, en la Escritura lo que válida la vida cristiana no son los resultados sino más bien en qué medida Cristo es reconocible en nuestra vida, hasta que punto, como afirmaba el propio Pablo, Jesús ha sido formado en nosotros.