2 CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE CORINTO/ TEMPLOS/ 6:14-18

¿Puede haber algo en común entre e templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos templos de Dios viviente... (2 Corintios 6:16a)

Como pastor me sorprende como nuestra manera de entender la fe se ha vuelto más y más templocéntrica. Nuestro lenguaje nos delata cuando afirmamos que, hemos venido a la casa del Señor, nos hemos reunido aquí en tu templo, estamos juntos en tu presencia y otras muchas frases similares que denotan que nuestra fe está, o más bien hace tiempo que ha escorado, hacia una concepción de la vivencia de la fe y la espiritualidad que no era la que Jesús tenía en mente.

Uno de los grandes saltos cuánticos de la fe cristiana consiste en sacar la fe del templo y llevarlo al interior de corazón de cada seguidor de Jesús. La Palabra afirma que somos nosotros la morada del Dios vivo el cual, se ha dignado, de habitar dentro nuestro.

Esto cambia radicalmente la concepción de la espiritualidad y la vivencia de la fe. No hemos de ir al local de reuniones para encontrarnos con el Señor resucitado porque vive en nosotros, todas las dimensiones de la vida se pueden volver sagradas debido al hecho de que son llevadas a cabo en la presencia del Dios santísimo. Llevamos a Jesús donde quiera que vayamos y, consecuentemente, eso debe afectar nuestra espiritualidad, nuestra manera de vivir la fe.

Es dramáticamente urgente aprender a hacer real ese hecho tan sorprendente de que Dios va con nosotros allá donde vayamos, está con nosotros, vive con nosotros y las veinticuatro horas al día pueden ser una experiencia de adoración y alabanza en la escuela, la casa, la universidad, el trabajo, el deporte....

Lástima que no nos enseñen eso. Lástima que tampoco hagamos el esfuerzo mental de reflexionar en eso. Lástima que sigamos pensando que el domingo vamos a la casa del Señor que no tiene casa.