PRIMERA CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE CORINTO/ LOS LÍMITES DE LA RAZÓN HJMANA/ 3:18-22
Que nadie os engañe. Si alguno de vosotros presume de sabio según los criterios de este mundo, mejor será que se convierta en necio, para alcanzar así la verdadera sabiduría. Porque la sabiduría del mundo es necedad a los ojos de Dios. (1 Corintios 318-23)
Una de las cosas, según yo creo, que causa muchos problemas a los seguidores de Jesús es no acabar de entender los límites de la razón humana. Nuestra rebelión contra Dios -lo que en lenguaje teológico se denomina la caída- no nos afectó únicamente a nivel espiritual, sino que tuvo un impacto en todas las dimensiones de la realidad humana incluyendo, naturalmente, la intelectual.
Desde mi punto de vista eso quiere decir que la capacidad de nuestra razón para percibir, captar, procesar y entender determinadas realidades, especialmente las espirituales, está total y absolutamente dañada, de tal modo que existe toda una gama de realidades que la razón ni puede ni esta en condiciones de capturar.
Un ejemplo puede ayudar a entenderlo. El ojo humano no capta todos los colores que existen. Hay luces infrarrojas y hay luces ultravioletas. Ni las primeras ni las últimas pueden ser procesadas por el ojo humano, están fuera de su rango de alcance. Que no las veamos, no implica su inexistencia, únicamente las limitaciones de nuestro sistema visual.
Lo mismo, en mi humilde opinión, sucede con las realidades espirituales, la razón no alcanza a procesarlas y tenemos, humildemente, que recurrir a la revelación y a la fe porque las cosas de Dios no es que sean irracionales, es que son suprarracionales.
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