CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE ROMA/ ADAN Y CRISTO/ ROMANOS 5:12-21
18 En resumen, si el delito de uno acarreó a todos la condena, así también la fidelidad de uno es para todos fuente de salvación y de vida. 19 Y si la desobediencia de uno solo hizo a todos pecadores, también la obediencia de uno solo ha recuperado para todos la amistad de Dios. 20 En cuanto a la ley, únicamente sirvió para que el delito se multiplicara. Pero cuanto más se multiplicó el pecado, tanto más abundante fue la gracia. 21 Así que, lo mismo que el pecado implantó el reinado de la muerte, ahora será la gracia la que reine restableciéndonos en la amistad divina y conduciéndonos a la vida eterna por medio de Jesucristo, Señor nuestro. (Romanos 5: 18-21)
Pablo hace en este pasaje una comparación entre Jesús y Adán. Por medio de este último entro el pecado y la muerte en el mundo. Por medio del primero han entrado la gracia, la vida y la salvación.
Adán representa una humanidad que no puedo ser. Es el representante de una humanidad que fracaso debido a su deseo de vivir independientemente del Señor, sin tenerlo en cuenta, al margen de su autoridad y soberanía. Nosotros formamos parte de esa humanidad.
Jesús representa el prototipo, es decir el molde con el que se reproducen los demás, de una nueva humanidad, aquella que Dios previó y el pecado hizo inviable. Jesús con su obediencia al Señor ha hecho posible esa nueva creación, ese hombre nuevo del cual es el primero entre muchos hermanos.
Con su muerte y su resurrección Jesús, no únicamente ha hecho posible nuestra salvación, sino también que seamos nuevas criaturas, seamos la humanidad que Dios pensó y tuvo en mente. Cierto que aún estamos en proceso, cierto que es un largo recorrido el que nos queda pero, como afirma la Escritura, nos olvidamos de aquello que queda atrás y nos proyectamos hacia adelante porque, en palabras de Juan, un día seremos semejantes a Él porque lo veremos tal y como Él es.
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