LUCAS ESTUDIO 18: TENDENCIAS
Una vez, Jesús estuvo hablando con unas personas, de ésas que se creen muy buenas y que siempre están despreciando a los demás.
El capítulo 18 del evangelio de Lucas narra la parábola del fariseo y el recaudador de impuestos. Es bien conocida y todos sabemos el contenido de la misma. Al leerla he detectado una tendencia, un peligro, una deriva en la que fácilmente puedo caer y me pregunto si no será lo mismo para todos los seguidores de Jesús.
Se trata de la tendencia a olvidar que somos miserables aceptados como seguidores de Jesús por pura gracia y convertirnos en fariseos, es decir, personas que nos creemos superiores moralmente y miramos con desprecio a los demás.
Es una gran peligro porque, como el propio Jesús indica, cuando me creo muy bueno automáticamente desprecio a los demás y me considero por encima de ellos. Comienzo a pensar que soy más espiritual, más santo, más dedicado, más comprometido, más serio en la aplicación de las Escrituras y un etcétera que puede ser tan largo como queramos.
Podríamos verlo de otra manera, mi desprecio de los demás -versión más extrema- o mi sentimiento de ser más espiritual y comprometido con Cristo -versión más moderado y políticamente correcta- es un síntoma de una grave enfermedad que se llama fariseismo, enfermedad fácilmente reconocible en otros pero muy difícil de detectar en uno mismo.
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