HECHOS ESTUDIO 9: EL IMPULSO DEL ESPÍRITU
Sin duda el centro del capítulo nueve de Hechos es la conversión de Pablo un evento de gran dramatismo y que afectó de forma increíble y decisiva el crecimiento del movimiento de Jesús. Sin embargo, esto no hay sido lo que más me ha impresionado o llamado la atención, lo que me ha hecho pensar y darle vueltas a la cabeza.
Ha sido el impulso del Espíritu Santo actuando sobre los seguidores de Jesús. El texto afirma, literalmente, que gracias al impulso del Espíritu la iglesia crecía, y eso me ha hecho pensar que no hay crecimiento, que no hay madurez, que no puedo ser un buen agente de restauración sin el impulso del Espíritu de Jesús.
Naturalmente todos estamos de acuerdo con ello ¡Quien no lo estaría! La clave es cómo aplicarlo, cómo hacer de eso algo real en la vida cotidiana, he aquí el misterio,
Se me ocurre que la intencionalidad es fundamental y algo básico. Pienso en comenzar cada día poniendo el mismo en las manos de Dios, pidiendo cosas básicas pero sencillas al mismo tiempo: dirección para ese día, capacidad para escuchar su voz en medio de tanto ruido, coraje para unirme a Él y vivir esas 24 horas como un agente de restauración, humildad para reconocer cuando me equivoco y la capacidad de rectificar.
Ha sido el impulso del Espíritu Santo actuando sobre los seguidores de Jesús. El texto afirma, literalmente, que gracias al impulso del Espíritu la iglesia crecía, y eso me ha hecho pensar que no hay crecimiento, que no hay madurez, que no puedo ser un buen agente de restauración sin el impulso del Espíritu de Jesús.
Naturalmente todos estamos de acuerdo con ello ¡Quien no lo estaría! La clave es cómo aplicarlo, cómo hacer de eso algo real en la vida cotidiana, he aquí el misterio,
Se me ocurre que la intencionalidad es fundamental y algo básico. Pienso en comenzar cada día poniendo el mismo en las manos de Dios, pidiendo cosas básicas pero sencillas al mismo tiempo: dirección para ese día, capacidad para escuchar su voz en medio de tanto ruido, coraje para unirme a Él y vivir esas 24 horas como un agente de restauración, humildad para reconocer cuando me equivoco y la capacidad de rectificar.
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