SALMO 119. GOZO Y ENTENDIMIENTO

Señor, tú eres justo;
Rectos son tus decretos.
Todos tus mandatos
son justos y verdaderos.
Me consume el celo que siento
por tus palabras,
pues mis enemigos se han olvidado de ellas.
Tu promesa ha pasado las más duras
Pruebas;
Por eso la ama este siervo tuyo.
Humilde doy, y despreciado,
pero no me olvido de tus preceptos.
Tu justicia es siempre justa,
y tu enseñanza es la verdad.
Me he visto angustiado y en
aprietos,
pero tus mandamientos me alegraron.
Tus mandatos son siempre justos;
¡dame entendimiento para que pueda
yo vivir!
Al leer las palabras de este salmo pensaba en aquellas épocas pretéritas de mi vida que creía que cuando alguien confiaba en Dios y caminaba con Él todas las cosas le iban a ir bien. Ingenuamente tenía la idea de que el Señor era una especie de seguro de vida que nos garantizaba prosperidad, salud, bendición y la ausencia de problemas y dificultades.
Bien, la vida ya se encargó de demostrarme lo equivocado que estaba y la Biblia me ayudó a entender y tener una perspectiva más adecuada y correcta de lo que significa caminar siguiendo a Jesús y cuáles pueden y deben ser mis expectativas.
Una de las lecciones aprendidas es que los seguidores de Jesús, como cualquier otro hijo de vecina, están expuestos a las mismas situaciones que el resto de los humanos. Eso incluye, entre otras cosas, dolor, enfermedad, muerte, problemas financieros, sociales, familiares, matrimoniales y un largo etcétera que sería difícil de enumerar aquí.
Otra, sin embargo, de las lecciones aprendidas es que si bien Dios no me libra de ninguna de estas situaciones si “envía” su palabra para por medio de ella alegrarme y darme entendimiento para saber cómo afrontar esas situaciones.
Y esta es para mí la gran lección de la estrofa de hoy, la Palabra del Señor me da gozo en medio de la aflicción y entendimiento para saber cómo vivir.
Un principio
La palabra viene a socorrernos en medio de la aflicción.
Una oración
Por el conocimiento de las buenas noticias en Moldavia.
Un corazón herido tiene en la Palabra de Dios el mejor remedio para cicatrizar sus heridas: Saber afrontarlas y en quien confiar. No por ello dejamos de ser sensibles a lo que nos envuelve, pero saber que Dios tiene el control, nos da paz y esperanza en El.
ResponderEliminarY un ruego: Señor: que las Buenas Nuevas lleguen a Moldavia.