SE LO ENTREGÓ PARA QUE LO CRUCIFICASEN


JUAN 19:1-16

Así que, al fin, Pilato se lo entregó para que lo crucificasen.

El pasaje continua narrando el interrogatorio al que Pilato sometió a Jesús y su decisión final de entregarlo para que fuera crucificado. Juan indica que entró en el palacio del gobernador romano bien temprano en la mañana y que fue hacia el mediodía cuando finalmente, Pilato, lo entregó a las autoridades judías. Por tanto, durante varias horas el romano se debatió entre su interés político y su sentido de la justicia al darse cuenta que Jesús era inocente. Durante horas una persona conocida por su brutalidad y uso discriminado de la violencia contra los judíos no se sintió libre para condernar al Maestro porque, como indica varias veces el texto, sabía que era inocente y no había ninguna causa contra Él. Finalmente, pudo más el interés político personal propio.

Al leer el pasaje sentía que Pilato, como tantos personajes que aparecen en las Escrituras, es simplemente un arquetipo del ser humano y las reacciones que los humanos tenemos ante la vida y la realidad. En este sentido, Pilato representa la lucha y la tensión que todo ser humano, incluído yo mismo, sentimos entre nuestro interés personal y la defensa de la verdad.

Parte de la imagen de Dios en nosotros se manifiesta por una clara capacidad para discernir entre lo justo y lo injusto, lo correcto y lo incorrecto. Todavía, aunque seamos seres caídos, tenemos una sensibilidad moral. Sin embargo, esa capacidad de reconocer lo justo no significa, ni mucho menos, que esté dispuesto a seguirlo. Los intereses, el evitar problemas o simplemente la comodidad o el miedo me pueden impedir hacerlo y optar por el camino injusto como Pilato.

Un principio

La lucha entre lo correcto y el interés personal.

Comentarios

  1. El Señor dijo que "escribiria sus leyes en nuestro corazón". Creo que es por este motivo que nuestra conciéncia nos avisa cuando intentamos desviarnos. Sabemos como agradar al Señor, sin embargo nuestra flaqueza es evidente. Para actuar correctamente si este es nuestro deseo, practiquemos la oración. Jesús, nos conoce a fondo y frente al Padre es nuestro abogado defensor.

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