SALMO 4: ANGUSTIA
Dios y defensor mío,
¡Contéstame cuando te llame!
Tú, que en mi angustia me diste alivio,
¡Ten compasión de mí y escucha mi oración!
¡Contéstame cuando te llame!
Tú, que en mi angustia me diste alivio,
¡Ten compasión de mí y escucha mi oración!
No sabemos si este salmo está relacionado con el anterior, es decir, escrito con motivo de la persecución que Absalón tenía sometido a su padre David. En cualquier caso se trata de un salmo que refleja angustia.
Los estudiosos del hebreo dicen que el original transmite la idea de alguien que está acorralado en un rincón y rodeado de enemigos por todas partes. Hay muchas personas en mi entorno que creo que se sienten así y experimentan esta misma situación que, sin duda, produce mucha angustia.
El salmo es una invitación, como tantas otras, a ser realistas con nuestra situación y presentarla delante del Señor. En este mismo salmo y en multitud de otros pasajes de las Escrituras hay la promesa de que nuestro Dios escucha, no se desentiende y está al tanto de nuestra situación.
Pero ni este salmo ni en ninguna parte de la Escritura se nos dice que Dios nos librará de las circunstancias duras, difíciles, negativas, dolorosas o incluso destructivas que nos toca vivir. Estas, las sufrimos los cristianos como las sufren los no cristianos. Estás, en ocasiones, las sufrimos de forma pasiva, porque otros nos inflingen el dolor, no porque seamos responsables del mismo.
Lo cierto es que Dios si promete su presencia. Dios promete las fuerzas para vivir en medio de esas situaciones. Dios promete que, si lo permitimos, estas situaciones, en absoluto provocadas por Él, serán usadas para ayudarnos a crecer, madurar y parecernos más a Jesús. Dios promete no abandonarnos y darnos cada día la gracia suficiente para poder seguir adelante.
Probablemente es la comprensión de esta realidad, es decir, que Dios no nos quita el dolor pero se manifiesta en medio del mismo, lo que llevó a David a escribir al final del salmo:
Los estudiosos del hebreo dicen que el original transmite la idea de alguien que está acorralado en un rincón y rodeado de enemigos por todas partes. Hay muchas personas en mi entorno que creo que se sienten así y experimentan esta misma situación que, sin duda, produce mucha angustia.
El salmo es una invitación, como tantas otras, a ser realistas con nuestra situación y presentarla delante del Señor. En este mismo salmo y en multitud de otros pasajes de las Escrituras hay la promesa de que nuestro Dios escucha, no se desentiende y está al tanto de nuestra situación.
Pero ni este salmo ni en ninguna parte de la Escritura se nos dice que Dios nos librará de las circunstancias duras, difíciles, negativas, dolorosas o incluso destructivas que nos toca vivir. Estas, las sufrimos los cristianos como las sufren los no cristianos. Estás, en ocasiones, las sufrimos de forma pasiva, porque otros nos inflingen el dolor, no porque seamos responsables del mismo.
Lo cierto es que Dios si promete su presencia. Dios promete las fuerzas para vivir en medio de esas situaciones. Dios promete que, si lo permitimos, estas situaciones, en absoluto provocadas por Él, serán usadas para ayudarnos a crecer, madurar y parecernos más a Jesús. Dios promete no abandonarnos y darnos cada día la gracia suficiente para poder seguir adelante.
Probablemente es la comprensión de esta realidad, es decir, que Dios no nos quita el dolor pero se manifiesta en medio del mismo, lo que llevó a David a escribir al final del salmo:
Yo me acuesto tranquilo y me duermo en seguida,
pues Tú, Señor, me haces vivir confiado.
pues Tú, Señor, me haces vivir confiado.
Un principio
En el día de angustia busca al Señor.
En el día de angustia busca al Señor.
He sufrido y sufro muchas angustias de aquellas que como dice Félix no somos responsables del dolor que nos infligen (si no he entendido mal). No obstante, muchos creen que la vida me sonrie siempre. I no es que trate de disimular, es que en todo lo que por mi esfuerzo no puedo solucionar, me refugio en algun Salmo que me me dé a conocer la personalidad de mi Dios misericordioso y conocedor de todas mis situaciones. Esto no quiere decir que sea una persona muy fuerte, no, al contrario, soy débil; pero el fuerte es Dios que nos guarda en todos los caminos.
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