NO TE PIDO QUE LOS SAQUES DEL MUNDO
JUAN 17:14-26
No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del malo.
En este pasaje continua la oración de intercesión de Jesús por sus discípulos y por nosotros. Me ha sorprendido, entre otras cosas, la petición que hace Jesús en el versículo que he reproducido. Tiene sentido.
Como seguidor de Jesús sólo puedo llevar a cabo mi tarea de ser un agente de reconciliación y restauración en un mundo roto cuando precisamente estoy en medio del mismo. Se me aislara con la finalidad de protegerme de toda posible contaminación, a parte de que sería una dudosa estrategia porque el pecado reside dentro de mí, perdería mi capacidad de influenciar en el mundo y llevar a cabo la misión. La iglesia siempre ha perdido su papel profético y como luz y sal cuando ha querido huir del mundo.
Pero es bien cierto que vivir encarnando el mensaje en medio de un mundo hostil tiene sus peligros. Existe el peligro de volvernos como el mundo que nos rodea y, en vez de ser sal y luz, conformarnos a la sociedad y volvernos como ella. Si esto llega a suceder también perdemos nuestro rol y oportunidad profética.
Por eso, me gustan las palabras del Maestro. No le pide al Padre que nos quite del mundo, si así lo hiciera, como comentaba antes, perderíamos todo nuestro papel profético, pero si que nos proteja del malo, de Satanas y su poder. ¿Cómo es posibel esto? Creo que de una manera simple, por medio de la Palabra de Dios residiendo en nuestros corazones.
La Palabra nos permite estar en el mundo sin contaminarnos de él. Nos da los criterios para saber distinguir entre el bien y el mal. Nos permite orientarnos en un mundo caótico desde el punto de visto moral y ético. Nos proteje del mal y del malo como un buen bloqueador o protector solar nos permite gozar del sol sin exponernos a sus peligros dañinos para la piel.
Intentar estar en el mundo sin estar anclados en la Palabra es una apuesta firme y decidida por la deriva moral, ética y espiritual.
Como seguidor de Jesús sólo puedo llevar a cabo mi tarea de ser un agente de reconciliación y restauración en un mundo roto cuando precisamente estoy en medio del mismo. Se me aislara con la finalidad de protegerme de toda posible contaminación, a parte de que sería una dudosa estrategia porque el pecado reside dentro de mí, perdería mi capacidad de influenciar en el mundo y llevar a cabo la misión. La iglesia siempre ha perdido su papel profético y como luz y sal cuando ha querido huir del mundo.
Pero es bien cierto que vivir encarnando el mensaje en medio de un mundo hostil tiene sus peligros. Existe el peligro de volvernos como el mundo que nos rodea y, en vez de ser sal y luz, conformarnos a la sociedad y volvernos como ella. Si esto llega a suceder también perdemos nuestro rol y oportunidad profética.
Por eso, me gustan las palabras del Maestro. No le pide al Padre que nos quite del mundo, si así lo hiciera, como comentaba antes, perderíamos todo nuestro papel profético, pero si que nos proteja del malo, de Satanas y su poder. ¿Cómo es posibel esto? Creo que de una manera simple, por medio de la Palabra de Dios residiendo en nuestros corazones.
La Palabra nos permite estar en el mundo sin contaminarnos de él. Nos da los criterios para saber distinguir entre el bien y el mal. Nos permite orientarnos en un mundo caótico desde el punto de visto moral y ético. Nos proteje del mal y del malo como un buen bloqueador o protector solar nos permite gozar del sol sin exponernos a sus peligros dañinos para la piel.
Intentar estar en el mundo sin estar anclados en la Palabra es una apuesta firme y decidida por la deriva moral, ética y espiritual.
Un principio
La Palabra de Dios nos permite estar en el mundo y protegidos del malo y el mal.
La Palabra de Dios nos permite estar en el mundo y protegidos del malo y el mal.
Puede ser una evasión, una huida o una comodidad salir del mundo. No debe asustarnos de permanecer en él, tenemos el sustento del Señor teniendo en nuestros corazones la voluntad de anunciarle.
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