MI PADRE NO CESA NUN CA DE TRABAJAR

JUAN 5:18

Jesús cura a un hombre paralítico que lleva enfermo, según indica el mismo texto, 38 años. El problema es que el día que lo lleva a cabo es sábado, el día de reposo para los judíos, el día en que ningún trabajo, incluído según los puristas de la Ley, el sanar a un hombre enfermo.

Semejante osadía por parte del Maestro le crea problemas tanto a Él como al pobre hombre que después de toda una vida de incapacidad fue liberado y podía vivir como una persona normal y valerse por sí mismo. El texto indica que, literalmente los judíos le perseguían y se veía obligado a justificarse. De hecho, indica las palabras que usó para ello:

Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo.

Personalmente he encontrado muy significativa esta afirmación de Jesús y he recordado que el tiempo que me sostuvo cuando en medio de todos los probemas y dificultades yo pensaba, o al menos sentía, que Dios no estaba haciendo nada ya que no había ningún cambio ningún progreso, ninguna diferencia en mis circunstancias.

Recuerdo los días en que todo eran problemas con mis hijos y parecía que no había en aquel tunel de negra oscuridad. Recuerdo como emocional, intelectual y espiritualmente me sostuvo el saber que siempre, siempre, siempre Dios continúa trabajando. En ocasiones nos da el privilegio y oportunidad de percibir su actuación pero muchas veces no, muchas veces sólo podemos recordarnos a nosotros mismos las palabras de Jesús, mi Padre no cesa nunca de trabajar.

Un principio

Dios está trabajando en esa situación, circunstancia, problema