CRISTIANISMO BÁSICO
Marcos 12:1-34
Un maestro de la Ley judáica se presenta ante Jesús y le pregunta cuál es el mandamiento más importante. Jesús le contesta, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. A continuación, añadió las siguientes palabras, Y el segundo es: amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que estos.
Al leer estas palabras de Jesús he visto la simplicidad del cristianismo, amar a Dios, la dimensión vertical y trascendente y amar al prójimo, la dimensión horizontal e imanente. Ambas están íntimamente relacionadas y forman las dos caras de una misma moneda. No puedo amar a Dios a quien no veo, si no soy capaz de amar al prójimo a quien si veo (No son mis palabras, lo son de Juan, el apóstol y seguidor de Jesús)
Amar a Dios es alinearse con su voluntad (si me amáis, afirma Jesús, obedeced mis mandamientos), trabajar en la misma dirección que Él trabaja para hacer que esta mundo sea lo que pensó y el pecado impidió.
Al leer estas palabras de Jesús he visto la simplicidad del cristianismo, amar a Dios, la dimensión vertical y trascendente y amar al prójimo, la dimensión horizontal e imanente. Ambas están íntimamente relacionadas y forman las dos caras de una misma moneda. No puedo amar a Dios a quien no veo, si no soy capaz de amar al prójimo a quien si veo (No son mis palabras, lo son de Juan, el apóstol y seguidor de Jesús)
Amar a Dios es alinearse con su voluntad (si me amáis, afirma Jesús, obedeced mis mandamientos), trabajar en la misma dirección que Él trabaja para hacer que esta mundo sea lo que pensó y el pecado impidió.
Un principio
No puedo afirmar que amo a Dios y soy indiferente a mi prójimo.
No puedo afirmar que amo a Dios y soy indiferente a mi prójimo.
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