AMIGO, NO TE TRATO INJUSTAMENTE
El capítulo 20 de Mateo comienza con la parábola de los jornaleros contratados. Es una historia acerca de la gracia y cómo Dios nos trata de la manera que no merecemos.
El amo de un viña sale a contratar jornaleros para la vendimia. Los que son contratados a primera hora del día y, por tanto, tienen una jornada por delante de 12 horas bajo el sol, se les promete el salario correspondiente a una jornada.
Sin embargo, ante la necesidad de más jornaleros el propietario vuelve a contratar gente a las 9 a las 12 del mediodía, a las 3 y a las 5 de la tarde, cuando ya sólo faltaba una hora para acabar la jornada. A todos estos se les promete que se les pagara lo que es justo. La expectativa de todos ellos es que les pagarán la parte proporcional de una jornada de trabajo.
Cuando llega el momento de pagar los salarios el amo comienza con los últimos llegados y les paga la jornada completa. Naturalmente, la expectativa del resto de los contratados es que su salario será mayor, sin embargo, conforme va pagando a los llegados en diferentes horas, todos van recibiendo el mismo salario, sin distinción del momento en que fueron contratados. Como era previsible las protestas no tardan en llegar, cuanto más han trabajado, más injusto les parece el trato recibido y más airada es su reacción.
Jesús sigue de este modo en la parábola, Amigo, no te trato injustamente. ¿No te ajustaste conmigo por esa cantidad? Pués tómala y vete. ¿Qué pasa si yo quiero pagarle a este que llegó a última hora lo mismo que a ti? ¿No puedo hacer con lo mío lo que quiera? ¿O es que mi generosidad va a provocar tu envidia?
El amo de un viña sale a contratar jornaleros para la vendimia. Los que son contratados a primera hora del día y, por tanto, tienen una jornada por delante de 12 horas bajo el sol, se les promete el salario correspondiente a una jornada.
Sin embargo, ante la necesidad de más jornaleros el propietario vuelve a contratar gente a las 9 a las 12 del mediodía, a las 3 y a las 5 de la tarde, cuando ya sólo faltaba una hora para acabar la jornada. A todos estos se les promete que se les pagara lo que es justo. La expectativa de todos ellos es que les pagarán la parte proporcional de una jornada de trabajo.
Cuando llega el momento de pagar los salarios el amo comienza con los últimos llegados y les paga la jornada completa. Naturalmente, la expectativa del resto de los contratados es que su salario será mayor, sin embargo, conforme va pagando a los llegados en diferentes horas, todos van recibiendo el mismo salario, sin distinción del momento en que fueron contratados. Como era previsible las protestas no tardan en llegar, cuanto más han trabajado, más injusto les parece el trato recibido y más airada es su reacción.
Jesús sigue de este modo en la parábola, Amigo, no te trato injustamente. ¿No te ajustaste conmigo por esa cantidad? Pués tómala y vete. ¿Qué pasa si yo quiero pagarle a este que llegó a última hora lo mismo que a ti? ¿No puedo hacer con lo mío lo que quiera? ¿O es que mi generosidad va a provocar tu envidia?
Para mi vida la lección es clara. No merezco nada de parte de Dios, ni la salvación ni tampoco las bendiciones que recibo en la vida cotidiana, todo ello lo tengo no por lo que soy, más bien, a pesar de lo que soy, por pura gracia. No tengo, por tanto, derecho a compararme con la forma en que Dios trata a otros, sus vidas, sus familias, su proyecto vital. Lo único que puedo hacer es estar agradecido por todo lo que tengo ya que nada es merecido e impedir que la envidia anide en mi vida. Es cierto que Dios no es justo, es verdad, afortunadamente nos trata en base a su gracia, no a su justicia.
Un principio
Ayúdame a valorar todo lo recibido y no lamentarme por lo que otros tienen.
Ayúdame a valorar todo lo recibido y no lamentarme por lo que otros tienen.
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