DESEO DE DIOS


Como el ciervo suspira por torrentes de agua
así, Dios mío, suspiro por ti.
Estoy sediento de Dios, del Dios vivo.
¿Cuándo llegaré a ver el rostro de Dios?
(Salmo 42:2-3)

Hoy, de buena mañana, cuando he leído estas palabras del salmo escrito por Coré me he quedado triste. Después de tantos años de ser un seguidor de Jesús me he preguntado cuán grande es mi necesidad de Dios y, de ahí la razón de mi tristeza, me he dado cuenta que fácil es tener un cristianismo vacio de Dios en que las cosas sean mecánicas, rutinarias pero sin vida.

He sentido las palabras del salmo como un toque de atención, como una invitación a revisar mi caminar como cristiano.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SE PROPICIO A MÍ PECADOR

ESCLEROSIS

CORAZÓN INCRÉDULO