MOISÉS, UN LÍDER PARA UNA TAREA

El libro de Deuteronomio acaba con la muerte de Moisés. Momentos antes de morir Dios le permite contemplar la tierra que había prometido al pueblo de Israel. En el capítulo 34 versículo 4 he leído, Esta es la tierra que prometí con juramento a Abrahán, Isaac y Jacob diciendo: Se la daré a tus descendientes”. He querido que la veas con tus propios ojos, pero tú no entrarás en ella.

Moisés fue un líder con una tarea, sacar al pueblo de la esclavitud de Egipto y guiarlo hasta la tierra prometida. Sin embargo, no fue el líder que Dios tenía preparado para conquistar la tierra. Para esa tarea Dios había escogido a otro hombre, Josué. El liderazgo de Moisés fue duro. Tuvo que soportar las rebeliones constantes del pueblo contra Dios y contra él mismo. Su liderazgo fue cuestionado incluso por su propia familia y tuvo que soportar una increíble carga durante todos los años que estuvo al frente del pueblo de Israel. Pero, al final, no se le permitió entrar en la tierra. Todos conocemos las razones, perdió los nervios en Meriba y, por esa causa, el Señor le castigo prohibiéndole entrar en Canaán.

Me hace pensar que el liderazgo espiritual no es acerca de lo que nosotros queremos hacer, los planes que deseamos llevar a cabo y las tareas que queremos desempeñar. Antes al contrario, se trata de ser fiel a aquello que Dios espera de nosotros, sea glorioso o no, sea espectacular o no, se ciña a nuestros deseos o no.

Es el gran ejemplo que aprendo de Moisés, estar disponible para hacer aquello que Dios espera que haga, aunque no necesariamente sea aquello que a mí me gustaría hacer o pienso que estoy preparado para hacer.