DE ELLO DEPENDE MI VIDA

Los capítulos que he leído corresponden al último discurso de Moisés ante el pueblo justo después de haber escogido a Josué como su sucesor y antes de que, tal y como se lo había anunciado el Señor, hubiera de morir.

El discurso está lleno de realismo –un realismo que después se repetirá en el último discurso de Josué al pueblo antes de su muerte- y en él, Moisés, indica que el pueblo lamentablemente no será fiel al Señor y una vez en el país que Dios les concedía, se enriquecerían y su tendencia sería apartarse de los mandamientos y seguir tras otros dioses. El Señor conocía muy bien de qué pasta estaban hechos los israelitas y estos ya habían dado suficientes pruebas de su capacidad de quejarse y volverse contra el Señor.

Quiero subrayar las palabras últimas de Moisés, Meditad bien en todas estas palabras con las que doy testimonio contra vosotros y decidles a vuestros hijos que cumplan fielmente las clausulas de esta Ley. Porque no son palabras que vosotros debáis tomar a la ligera, sino que de ellas depende vuestra vida. (Deuteronomio 32:46)

Pienso en mí mismo y hasta qué punto me tomo a la ligera las palabras que vienen de Dios. Me pregunto hasta que punto soy consciente de que de ellas, en un sentido amplio, depende mi vida y, hasta qué punto las atesoro y las guardo en mi corazón para que ellas guíen mi forma de vivir y de pensar. Me gustaría pedirle a Dios que me ayude a no tomar a la ligera sus palabras.

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