MI GRACIA ES TODO LO QUE NECESITAS

2 Corintios 12 es un pasaje que siempre me ha dejado perplejo. Especialmente el conocido fragmento del aguijón de la carne. ¡Cuánta polémica se ha levantado sobre la naturaleza del mismo! No me gustaría entrar en dicho juego. Sólo pienso que algunos cristianos tienen una teología que les impide nisiquiera pensar que Pablo, en tanto que ser humano, pudiera ser débil y propenso a algún tipo de pecado.
Simplemente pienso cómo este pasaje da luz sobre mi experiencia humana. De hecho, de eso se trata la teología, de dar luz, explicación y sentido a lo que sentimos, pensamos, sufrimos y vivimos.
Hay cosas que son misterio y nunca las entenderemos. Es cierto que Dios nos libra del pecado, que nos concede la libertad de su esclavitud pero, al mismo tiempo, no es menos cierto que la propensión, la tendencia, el hechizo del pecado perdura y la oportunidad de caer siempre esta ahí. Diría que siempre nos encontramos a un paso de caer.
Lo que este pasaje me enseña es que la gracia de Dios es lo que necesito. Que el Señor no va a quitarme esos aguijones pero, si promete su gracia para tirar adelante, para superarlo y, cuando caemos, porque caemos, para restaurarnos.
Pablo indica que la conciencia de su debilidad es lo que lo convierte en poderoso ya que lo hace dependiente de Dios. Nuestra debilidad no debe convertirse ni en excusa para dejarnos llevar, ni en motivo de desesperanza, sino en oportunidad para experimentar la gracia de Dios.
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