LA COMPETENCIA VIENE DE DIOS
No presumimos pues de estar capacitados para hacer algo por cuenta propia; nuestra capacidad proviene de Dios.
Pablo escribe esto a los corintios en el capítulo 3 de su segunda carta. De nuevo se enfatiza la misma idea que ya apareció en la primera carta, la carencia de motivos para sentirnos orgullosos, ya que si algo podemos hacer, si algún impacto podemos llevar a cabo en la vida de otras personas, no se debe a nosotros, al contrario, es posible a pesar de nosotros, a pesar de nuestras inconsistencias e incluso nuestro pecado.
Somos incompetentes para producir ningún tipo de cambio espiritual significativo en la vida de nadie. Cuando esto, milagrosamente se produce, no es debido a nuestra acción, competencia o cualidades, sino al trabajo gracioso y misericordioso de Dios a través nuestro.
Somos incompetentes para producir ningún tipo de cambio espiritual significativo en la vida de nadie. Cuando esto, milagrosamente se produce, no es debido a nuestra acción, competencia o cualidades, sino al trabajo gracioso y misericordioso de Dios a través nuestro.
Comentarios
Publicar un comentario