SALVADO DE MÍ MISMO

 


El evangelio es poder de Dios para salvación. (Romanos 1:16)

Jesús es el Salvador y el evangelio poder del Señor para salvar. El problema es que muchas personas no consideran que necesiten un salvador. Salvarnos ¿de qué? Tiene todo el sentido del mundo. Sin conciencia de la necesidad no hay conciencia de la necesidad de un salvador.

Creo que necesitamos alguien que nos salve de nosotros mismos. Desde los pequeños hechos -como dejar tu automóvil en un paso para peatones-, hasta los grandes -como el genocidio de Gaza-, nos damos cuenta de lo que somos capaces de hacer dada la oportunidad. Mucha de nuestra aparente bondad es simplemente ausencia de oportunidad ¿qué no dejaríamos de hacer si supiéramos que podemos resultar impunes? Piensa que muchas personas ya han apagado su conciencia y se han dejado llevar por el monstruo que cada uno de nosotros llevamos dentro. La sociedad lo facilita calificando la culpa -una señal de estar sanos moralmente- como una emoción dañina. Probablemente un lastre más del sistema patriarcal. 

Incluso aquellos que hemos conocido a Jesús y nos esforzamos -con mayor o menor fortuna- en seguirlo somos conscientes de que necesitamos ser salvados de nosotros mismos por medio de la intervención del Señor en nuestras vidas. Esto es algo que nos acompaña el resto de nuestras vidas. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

SE PROPICIO A MÍ PECADOR

¿QUÉ ES LO QUE NO VEO?

LECCIONES DE LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: LA IDENTIDAD RECOBRADA