¿PERO COMIENZAS EL DÍA?
Señor, por la mañana escuchas mi súplica; de madrugada ante ti me presento y me quedo esperando. (Salmo 5:3)
En mi entrada anterior hablaba de cómo acabar el día (te animo a leerla), en esta quiero hablarte de cómo empezarlo. Todos los expertos en gestión y liderazgo personal están de acuerdo en afirmar que el modo de comenzar la jornada determina el desarrollo de la misma.
Te comparto la mía establecida desde hace años y años: Levantarse (evitar el móvil tanto como sea posible porque ya llena nuestra mente de mensajes, noticias e información), preparar el café (recordemos que sin ca...fé es imposible agradar a Dios), ir a mi lugar sagrado (un sillón con vista al poco cielo que se puede ver en una ciudad como Barcelona) y pasar tiempo con el Señor orando, leyendo su Palabra y presentando ante Él las actividades, compromisos, reuniones, etc. que tengo por delante. Después, si el tiempo me lo permite, escribir entradas como estas basadas en mi tiempo con el Señor.
Estos dos ritmos, comenzar con el Señor presentando el día y acabar con Él evaluando la jornada marcan una pauta de reflexión que lleva al crecimiento.
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