LA FE EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS: GRATITUD



Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de las cosas buenas que él te da. (Salmo 103:2)


Ya han pasado 25 días de confinamiento. Con sinceridad, reconozco que el cansancio mental hace su efecto. Poco a poco va desgastando la fortaleza y resistencia. Eso hace imperioso el desarrollar los hábitos que favorecen, primero una buena higiene mental, es decir, mantener nuestra mente en un estado saludable. En segundo lugar los que pueden renovar nuestras fuerzas para generar resistencia y, en la medida de lo posible, que la crisis no sólo no nos hunda en la miseria, sino que podamos ser renovados y generar más resiliencia. 

El salmista nos invitaba a recordar todas las cosas buenas que Dios ha hecho por nosotros. Es fácil, y más en estos aciagos días, centrarnos en todo lo malo que estamos viviendo (Y no estoy diciendo que haya que quitarle importancia) y entrar en una espiral depresiva o ansiosa. El consejo de David nos ayuda en la línea de lo que antes estaba comentando, hacemos higiene mental y fortalecemos nuestro corazón con esperanza. El Señor no necesita nuestro agradecimiento. Él no es un megalómano cósmico necesitado de adulación universal. Somos nosotros quienes lo necesitamos para ser conscientes de que somos gentes bendecida, gente favorecida por el Padre; y eso, llenará nuestra mente de cosas positivas y generará esperanza en nosotros.

Te invito a que lleves eso a la práctica. Comienza el día dando gracias al Señor por un día más de vida, porque muchos ya no pueden hacerlo. Hazlo con el deseo de gozarte, de reconocerlo a Él. Acaba el día mirando hacia atrás e identificando sus beneficios, en tu vida, en tu familia, en tus amigos, en tu comunidad.

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