DISCÍPULOS 4, Y TRAMPAS MENTALES
Ellos dejaron al punto sus redes y se fueron con él. (Marcos 1:18)
Nos enseña la neurociencia que nuestro cerebro siempre está en un estado de alerta, buscando en el entorno posibles amenazas a nuestro bienestar físico, mental o emocional; y cuando detecta algo que nos puede afectar reacciona de forma inmediata. A nivel intelectual lo hace proveyéndonos con toda una batería de argumentos que justifiquen las decisiones que hemos tomado, o estemos a punto de tomar. No importa cuáles sean éstas, el cerebro elaborará un lindo discurso que nos explique a nosotros mismos el porqué hemos hecho o dejado de hacer algo determinado.
No hay seguimiento de Jesús sin tener que dejar cosas atrás. El pasaje en el que los primeros discípulos son llamados así nos lo enseña. Los pescadores dejaron sus redes, Mateo el banco de los tributos. Nuestro cerebro se alarma ante tal perspectiva ¿Cómo vamos a dejar nuestro hogar, trabajo, estudios, carrera, negocios, etc., para seguir a tiempo completo al Maestro? y, automáticamente, comienza a racionalizar y proveernos de todo tipo de argumentos para justificar que no debemos hacerlo, que aquello era una cuestión cultural, que vivimos en otros tiempos, etc., etc. Sin embargo, en mi modesta opinión, esta no es la gran trampa mental que nos ofrece el cerebro.
La gran trampa consiste en presentarnos algo radical -dejarlo todo, incluida familia y trabajo- para disfrazar, camuflar y no tener que afrontar las cosas más cotidianas, más cercanas, más a nuestro alcance, que nos impiden el seguimiento de Jesús, la construcción del Reino y que Él sea formado en nuestras vidas. Hablemos de pecados, prioridades equivocadas, valores falsos, actitudes, motivaciones, todo ello incompatible con el seguimiento del Maestro y que no estamos dispuestos a dejar por los cambios que implicaría y el dolor que, eventualmente, nos podría infligir. Estas son las auténticas trampas mentales que nuestro cerebro elabora y que nosotros tenemos la responsabilidad de detectar, reconocer y afrontar.
¿Cuáles son tus trampas mentales?
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