CONCIENCIA LIMPIA



conserva la fe y mantén limpia la conciencia. Por descuidarla, algunos naufragaron en la fe; (1 Timoteo 1:19)


Finalmente, el apóstol habla de la conciencia limpia o la buena conciencia según otras versiones de la Biblia. Una conciencia limpia es aquella que no emite veredictos acerca de nosotros mismos, nuestra relación con otros y nuestra relación con Dios, o cuando lo hace, son atendidos y se obra en consecuencia. Son dos aspectos diferentes pero complementarios. El primero tiene que ver con el hecho de que cuando examino mi vida interior, mis relaciones interpersonales y mi relación con el Señor, la conciencia no halla materia sobre la cual juzgarme y declararme culpable. El segundo está relacionado con el hecho de que cuando mi conciencia me acusa de que algo, sea una motivación, pensamiento, actitud, acción u omisión, no ha sido correcto y, por tanto, he pecado, tengo la voluntad de reconocerlo y confesarlo y, de esta manera, volver a mantener limpia mi conciencia tal y como indica Juan 1:9. 

Mantener la conciencia limpia es importante; de no hacerlo podemos entrar en una espiral que haga que esta se vuelva cauterizada e incluso corrompida, llegando, como ya comenté anteriormente, a confundir el mal con el bien y viceversa. El apóstol en su consejo a Timoteo expresa con claridad el peligro de no tener una conciencia clara; podemos llegar a naufragar en nuestra fe. Tiene todo el sentido del mundo porque la conciencia nos ayuda a navegar en un mundo donde de forma constante tenemos que estar tomando decisiones morales y no siempre es fácil saber cuál es el rumbo a seguir. Por eso, la conciencia alumbrada por el Espíritu Santo, es nuestra brújula moral más fiable.


¿Qué grado de limpieza hay en tu conciencia?

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