ROMANOS/ SALUDO 3
... y habéis sido elegidos por Dios con amor para formar parte de su pueblo. (Romanos 1:7)
la palabra para siempre implica propósito, dirección, finalidad. En su saludo a los romanos al comienzo de su carta, el apóstol Pablo indica que hemos sido salvados -naturalmente entre otras muchas cosas- para formar parte de su pueblo. Pueblo, familia, asamblea, nación, comunidad, cuerpo; todas estas palabras con claro sentido de colectividad nos muestran que la vida cristiana no ha sido pensada ni diseñada por el Señor para ser vivida desde la individualidad. Nos guste o no, no se trata de una relación entre Dios y yo, sino entre Él y yo juntamente con los otros, la comunidad, el pueblo, la asamblea.
Cuando no vivimos la dimensión comunitaria de la fe estamos fuera del propósito de Dios. Las formas, las maneras de expresar esa comunidad pueden variar de un lugar a otro. La cultura nos puede mostrar el cómo pero no puede invalidad el qué. Desde la humildad propongo una sencilla fórmula para saber si estamos o no alineados con Dios y su diseño comunitario de la fe. Hemos de tener tres compromisos claros e identificables. Primero, con Dios. Segundo, con un mundo necesitado. Tercero, recíproco con otros seguidores de Jesús. Y esos tres han de ser consistentes, continuados, intencionales y sostenibles a lo largo del tiempo. De lo contrario, no hay comunidad y sin ella nuestra fe es coja.
¿Qué ves al examinar tu fe a la luz de estos tres compromisos?
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