1 CORINTIOS/ ABSURDO/ 1 CORINTIOS 1:19-31
El lenguaje de la cruz es, ciertamente, un absurdo para los que van por sendas de perdición: mas para nosotros, los que estamos en camino de salvación, es poder de Dios. (1 Corintios 1:19)
Contrario y opuesto a la razón, extravagante e irregular, que no tiene sentido, chocante y contradictorio. De esta manera define el diccionario la palabra absurdo y, absurda, dice el apóstol que es la cruz a los ojos de aquellos que no siguen a Jesús. Pablo lo dice porque considera que la forma en que el Señor ha decidido salvarnos y restaurarnos en una relación de amistad con Él carece de todo tipo de sentido para aquellos que no le conocen.
Y absurdo, desde todo tipo de vista, es el seguimiento de Jesús. Él nos indica que hay que morir para vivir, que dar es mucho mejor que recibir, que es preciso perderse para encontrarse, que se es el más grande cuando uno se convierte en el más pequeño, que la grandeza se encuentra en el servicio y no en el poder, que no debemos preocuparnos por el día de mañana porque está en las manos del Señor, que a los enemigos se les debe amar, que el perdón es más rentable que la venganza y así podríamos seguir... hasta el infinito, absurdo tras absurdo, tras absurdo.
No es de extrañar que del mismo modo que muchas personas rechazan la salvación porque la consideran absurda, muchos seguidores de Jesús decidan organizar su proyecto vital sin tener en cuenta aquella que enseña el Maestro pues a sus mentes les resulta absurdo y, consecuentemente, siguen sus propios criterios, los de mente, los de la sociedad, porque les parecen más razonables, en otras palabras, menos absurdos que los planteamientos de Jesús y se da ¡el absurdo! que confiamos en Él para nuestra salvación eterna y, sin embargo, no lo hacemos para la vida cotidiana porque sus planteamientos son... absurdos.
¿Qué absurdo está presente en tu vida?
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