ROMANOS/ JUICIO/ ROMANOS 2:1-16



Y es que si los paganos, que no tienen ley, actúan de acuerdo con ella movidos de la natural inclinación, aunque parezca que no tienen ley, ellos mismos son su propia ley. La llevan escrita en el corazón, como lo demuestra el testimonio de su conciencia y sus propios pensamientos, que unas veces los acusan y otras los defienden. Esto es lo que se manifestará el día en que, conforme al mensaje que yo anuncio, juzgue Dios por medio de Jesucristo lo que los seres humanos mantienen oculto. (Romanos 2:14-16)

Ha sido, durante años, una discusión interminable entre los cristianos qué sucedería con aquellos que, por las razones que sea, no han tenido la oportunidad de escuchar el evangelio y, consecuentemente, dar una respuesta afirmativa o negativa al mismo. Entre los dos extremos, aquellos que creen que sólo serán salvos los que hayan orado la oración para recibir a Cristo según se hace en su iglesia local y, aquellos que creen Dios perdonará a todo el mundo y todas las personas serán salvas, hay muchas, muchísimas posiciones intermedias y todas ellas pueden ser apoyadas en las Escrituras.

Personalmente pienso que nadie puede ser salvo si no es a través, por medio, gracias a, debido al sacrificio de Jesús en la cruz por nuestros pecados. No hay otro nombre, indica con claridad la Escritura, en el cual podamos ser salvos. Hay muchos otros versículos que podrían mencionar en apoyo de mi anterior afirmación pero creo que son -o deberían ser- bien conocidos y, por tanto, no voy a hacerlo.

La gran pregunta -que nunca podremos responder con total certeza y seguridad- es a quién Dios le aplica el sacrificio llevado a cabo en la cruz por su hijo Jesús. Sin duda sabemos que se lo aplica a aquellos que han aceptado el mismo, sin embargo, el propio Maestro afirma que no todo aquel que le llama Señor entrará en el Reino. Mateo 25, el pasaje del juicio final, parece indicar que aquel día habrá mucha sorpresas en el lado de los que nosotros consideramos "perdidos" y también en aquel de los que consideramos "salvados". El propio pasaje de Romanos aquí reproducido parece indicar que los criterios de Dios no son los nuestros o como nosotros creemos entender los suyos.

¿Qué hacer ante todo esto? Primero, seguir predicando la Palabra. Segundo, dejar el juicio a Dios que, como indica el propio Pablo más adelante en la epístola, siempre juzgar equitativamente. Tercero, Procurar que nuestro estilo de vivir sea acorde a la fe que afirmamos profesar. 


¿Qué puedes aprender para tu vida de este pasaje?

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