AMOS/ MEDIDO/ AMOS 7



Estaba mi Dios sobre una muralla sosteniendo con la mano una plomada. El Señor preguntó: ¿Qué ves Amós? Entonces mi Dios replicó: "Pues yo aplicaré una plomada a Israel y no le toleraré un pecado más". (Amós 7:7-8)


La plomada es un instrumento que usan los albañiles para asegurar y medir la verticalidad de una línea, es decir, para asegurarse que no está torcida. Es por tanto una herramienta básica en todo proceso constructivo porque asegura, por ejemplo, que las paredes y los muros estén rectos o derechos.

Rectitud tiene también una clara connotación moral, ética, de comportamiento. La usamos para indicar que una persona es recta, íntegra, moral, que va por el camino derecho, que tiene actitudes o conductas torcidas y un largo etcétera. Es en este contexto que es usada en el libro del profeta Amós. El Señor usa la plomada para medir a Israel y el resultado... Bueno, el resultado no es el esperado, el pueblo está torcido, ni su comportamiento -lo exterior- ni sus actitudes y motivaciones -lo interior- están alineadas con los planes, los propósitos y las expectativas del Señor.

Los seguidores de Jesús debemos, tanto a nivel personal como comunitario, aplicarnos la plomada a nuestra vida antes de aplicársela a otros. Debemos permitir que la plomada del Señor nos mida y la información que esta medida nos proporcione, tanto en la dimensión personal como en la eclesial, nos de pautas de arrepentimiento, confesión y cambio.

Creo que moralmente no tenemos derecho a aplicarle la plomada a la sociedad -como tan fácil y rápidamente lo hacemos- antes de habérnosla aplicado a nosotros mismos. Y, tengo la sospecha, que una vez hayamos hecho ese proceso, comenzar con nosotros, esto nos llevará a una gran comprensión y compasión hacia un mundo caído en vez de juicio, rechazo y condena. Nos moverá a misericordia como nuestra situación movió al Señor a misericordia. 


¿Qué muestra la plomada al ser aplicada a tu vida persona y comunitaria?

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