JESÚS/ LA MUJER Y SU FE/ MATEO 15:21-28



¡Grande es tu fe mujer! ¡Que se haga lo que deseas! (Mateo 15:28)


Tengo mi interpretación del porqué Jesús ignoró, al menos momentáneamente, la petición de aquella mujer. Me he dado cuenta que las situaciones de la vida tienen, en muchas ocasiones, la capacidad de sacar a la superficie nuestra realidad, sea esta buena o mala. Cuando la realidad se evidencia podemos responder de dos maneras diferentes, trabajando en esa vida nuestra realidad o, por el contrario, culpando a las circunstancias.

Me pregunto si Jesús no respondió de forma inmediata a la mujer para permitir que tanto en ella como en sus discípulos pudiera aflorar lo que había en su interior y, consecuentemente, tanto la uno como los otros pudieran darse cuenta de que pasta estaban hechos.

Ya vimos que la respuesta de los discípulos fue de molestia y bochorno por la actitud de aquella mujer. Mostró también una total falta de compasión y empatía hacia ella. En la cananea mostró, por el contrario, compasión hacia su hija, la disposición a ponerse en ridículo y llamar la atención para poder paliar la situación que estaba viviendo su hija y, sobre todo y ante todo, como el mismo Maestro reconoce, puso de manifiesto su fe.

Es la segunda vez que un gentil, alguien que no pertenece al pueblo de Israel es alabado por el Maestro a consecuencia de su fe, de su confianza en Él. Esto contrasta radicalmente con muchos de los israelitas que de manera sorprendente eran incrédulos y no dejaban impactar ni impresionar ni siquiera por los milagros de Jesús.

Todo esto me lleva a pensar que la insistencia en pedir algo es señal de lo mucho o poco que lo deseamos y valoramos. Me hace preguntarme si, en ocasiones, nuestra oración no es respondida porque Dios quiere que salga a la luz nuestra realidad y, de ese modo, podamos hacer algo al respecto.


Si tuvieras que valorarte de 0 (muy pequeña) a 10 (muy grande)tu fe ¿Qué puntuación obtendrías?

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