PRIMERA CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE CORINTO/ USO DE MI LIBERTAD/CAPÍTULO 8
Eso sí, procuren que esta libertad de que ustedes gozan no se convierta en ocasión de caída para los poco formados. (1 CORINTIOS 8:9 BLPH)
Muchas personas han abusado del capítulo ocho para imponer sus criterios sobre otros seguidores de Jesús. Por eso vale la pena que veamos qué es exactamente lo que dice el apóstol y lo que no dice.
En primer lugar, hay una afirmación muy importante, tenemos libertad en Cristo, Él la ha ganado para nosotros y, consecuentemente, nada, ni nadie, debe esclavizarnos ni dentro, ni fuera de la comunidad de los creyentes. Esto es una realidad que nadie debe cuestionar.
En segundo lugar, como seguidor maduro de Jesús, el Señor, se me pide que haga el uso correcto de la misma. Mi libertad, que me permite hacer cosas impensables para otros seguidores de Jesús, no debería convertirse en ocasión de caída para ellos, por eso, a fin de evitarlo, procuraré hacer un uso lo más maduro posible de esa libertad, no olvidemos, Jesús ha ganado para mí a un alto precio.
En términos prácticos eso significa que yo voluntariamente restringiré mi libertad para no crearle problemas al hermano que está menos formado en la fe. Eso no significa que sucumbiré a sus caprichos y sus prejuicios y me someteré a su intolerancia. Eso no significa que tenga que renunciar a mi libertad para que el intolerante no se enfade, el dogmático no me condene, el aparentemente débil imponga como siempre su voluntad. Estamos hablando de ser sensibles al nuevo creyente, al poco formado, al que está en proceso de crecimiento y todavía no puede entender ciertos matices y dimensiones de la libertad, para nada estamos hablando de aquel que considera que su punto de vista es el único válido y todos deberían, sin excepción, seguir.
Comentarios
Publicar un comentario