PRIMERA CARTA DE PABLO A LOS CRISTIANOS DE CORINTO/ SOY SUPERIOR/CAPÍTULO 4
Porque, ¿quién te hace a ti mejor que los demás?, ¿qué tienes que no hayas recibido? Y si todo lo que tienes lo has recibido, ¿a qué viene presumir como si fuera tuyo? (1 CORINTIOS 4:7 BLPH)
Todo parece indicar que los corintios tenían los problemas típicos de toda comunidad de seguidores de Jesús. Hemos visto que Pablo habla acerca de los celos, las envidias y las contiendas. También ha mencionado los partidismos y grupos enfrentados dentro de la comunidad. En este pasaje, el capítulo cuatro, sale a relucir en tema de la superioridad que, necesariamente, lleva a mirar a los otros con una actitud de desprecio y desdén.
El apóstol es muy directo al enfrentar el tema. En sus palabras afirma que si todo lo que tenemos, comenzando por la vida y acabando por la salvación nos ha sido dado por Dios, poco lugar queda para el orgullo y la superioridad y su subproducto inevitable, el desprecio a los demás.
No creo que el apóstol este indicando que no es bueno o legítimo el sentirse satisfecho y sanamente orgulloso de la manera en que hemos podido usar los recursos o dones dados por Dios, sean estos intelectuales, sociales, económicos, etc. Lo que indica es que se convierte en algo no sano cuando para resaltar nuestros logros debemos compararlos con los de los demás con el propósito de que esa comparación resulte en beneficio propio y detrimento del otro.
Creo que una sana autoestima viene no de la comparación con otros, sino en el progreso con respecto a nosotros mismos y la satisfacción que viene de sentir que honramos al Señor y somos aprobados por El.
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