GÉNESIS PARTE I/EL PRÓLOGO/CAPÍTULO PRIMERO 3
Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno.
Cuando Dios acaba todo el proceso de la creación observa todo lo llevado a cabo y declara, proclama su bondad. Hasta un total de siete veces se afirma lo mismo en el primer capítulo del libro de Génesis.
Hay varios pensamientos rápidos que vienen a mi mente al respecto. El primero, el valor intrínseco que tiene todo lo que el Señor ha hecho. Las cosas son dignas porque Él las ha creado, no lo son porque el hombre exista. Si el ser humano -parte, no olvidemos, de la creación- no existiera, igualmente todo el resto tendría valor, sentido y dignidad porque así lo declaró el Señor.
El segundo, es que algo ha debido pasar porque, a pesar de que todavía existe gran cantidad de belleza y armonía a mi alrededor, cuando observo el mundo en el cual me ha tocado vivir puede darme cuenta del dolor, la enfermedad, la muerte, el sufrimiento, la contaminación, la pobreza, la destrucción de la biodiversidad y un sin fin de realidades que contrastan con la afirmación hecho por el Señor acerca que que todo era muy bueno. Esto introduce una primera paradoja en nuestras vidas, una perplejidad, una pregunta, ¿Por qué el mundo y la experiencia humana no son lo que deberían ser?
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