SANTIAGO ESTUDIO 8. LA LEY SUPREMA
SANTIAGO 2: 8-11
8 Ustedes hacen bien si de veras cumplen la ley suprema, tal como dice la Escritura: "Ama a tu prójimo como a ti mismo."[b] 9 Pero si hacen discriminaciones entre una persona y otra, cometen pecado y son culpables ante la ley de Dios.[c] 10 Porque si una persona obedece toda la ley, pero falla en un solo mandato, resulta culpable frente a todos los mandatos de la ley.[d] 11 Pues el mismo Dios que dijo: "No cometas adulterio", dijo también: "No mates."[e] Así que, si uno no comete adulterio, pero mata, ya ha violado la ley.
Santiago es tajante, categórico, no se anda por las ramas. Nuevamente ofrece un indicador de un sano seguimiento de Jesús. Consiste en cumplir la ley suprema y esta es, ni más ni menos, que el amor al prójimo.
La palabra griega usada es ágape. Es un amor muy diferente del que nosotros estamos acostumbrados y del que la cultura popular nos vende. Lo definiríamos como el acto de la voluntad de buscar el bien de la persona amada, al margen de que esta lo merezca o no.
El amor ágape toma la iniciativa. Este amor es acerca de acciones, no tiene que ver con emociones. Este amor es incondicional, no está relacionado con los méritos o ausencia de ellos que la persona tenga para recibir ese amor. El amor ágape no busca nada a cambio. Finalmente, es un amor sacrificial y costoso para aquel que ama.
El amor ágape es el tipo de amor con el que nosotros somos amados por Dios y el tipo de amor que Jesús, cuando le seguimos, espera de nosotros hacia este mundo tan necesitado y carenciado.
Un principio
La ley suprema es amar al prójimo con amor ágape.
Una pregunta
¿Qué resultados obtienes cuando analizas tu vida a la luz de este nuevo indicador?
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