VE Y DILE A MIS HERMANOS

Este pasaje narra las diferentes apariciones del Jesús resucitado a algunos de sus discípulos. María Magdalena es la primera persona que tiene este privilegio pero además, recibe la comisión de anunciar su resurrección al resto de los discípulos:
Anda, ve y diles a mis hermanos que voy a mi Padre.
Pienso que es totalmente intencional que Jesús escoja a María para ser el primer testigo de su resurrección. Lo es porque el testimonio de una mujer en la Palestina del siglo I no valía absolutamente para nada. Las mujeres no podían ser testigos en los juicios porque su declaración carecía de valor jurídico. Curioso que Jesús encargue semejante tarea a una mujer siendo bien consciente que sería recibido, como así sucedió, con incredulidad.
Pero esta elección premeditada forma parte de la lucha de Jesús contra el sexismo y el racismo. No deja de ser curioso que también fue una mujer, la samaritana, la primera que recibió de parte de Jesús la revelación acerca de su mesianazgo. Tampoco deja de ser escandaloso que el Maestro aceptara entre sus seguidores y discípulos mujeres quienes nunca recibían instrucción religiosa y mucho menos podían seguir a los maestros que enseñaban la Ley. Con su manera de tratar a las mujeres Jesús elevaba su posición a un nivel de igualdad con el hombre y luchaba contra el sexismo que, como consecuencia del pecado, dominaba su sociedad.
Jesús también fue un gran luchador contra el racismo. Sus mejores ejemplos de bondad, el buen samaritano, son ilustrados con apelación a los despreciables samaritanos. Alabó la fe de la mujer sirofenicia y del centurión romano afirmando que, ni siquiera en Israel, había visto semejante calidad de fe. Fue un samaritano, nuevamente, el único leproso que volvió a Jesús para darle gracias por haber sido sanado. Jesús con estos gestos manifestaba su rechazo y lucha contra el racismo imperante en Israel.
Para mí la lección ha sido la necesidad de vencer los prejuicios que hacen que rechace, de forma consciente o inconsciente, a personas en base a que son diferentes a mí, la forma que visten, el lugar de procedencia, su aspecto físico, sus comentarios, la forma en que hablan, etc., etc. Hay miles de formas sutiles de despreciar y infravalorar a otros simplemente porque nos consideramos mejores que ellos. Al hacer esto olvidamos a Jesús quien rompió barreras para hacer de todo ser humano alguien valioso y digno.
Pero esta elección premeditada forma parte de la lucha de Jesús contra el sexismo y el racismo. No deja de ser curioso que también fue una mujer, la samaritana, la primera que recibió de parte de Jesús la revelación acerca de su mesianazgo. Tampoco deja de ser escandaloso que el Maestro aceptara entre sus seguidores y discípulos mujeres quienes nunca recibían instrucción religiosa y mucho menos podían seguir a los maestros que enseñaban la Ley. Con su manera de tratar a las mujeres Jesús elevaba su posición a un nivel de igualdad con el hombre y luchaba contra el sexismo que, como consecuencia del pecado, dominaba su sociedad.
Jesús también fue un gran luchador contra el racismo. Sus mejores ejemplos de bondad, el buen samaritano, son ilustrados con apelación a los despreciables samaritanos. Alabó la fe de la mujer sirofenicia y del centurión romano afirmando que, ni siquiera en Israel, había visto semejante calidad de fe. Fue un samaritano, nuevamente, el único leproso que volvió a Jesús para darle gracias por haber sido sanado. Jesús con estos gestos manifestaba su rechazo y lucha contra el racismo imperante en Israel.
Para mí la lección ha sido la necesidad de vencer los prejuicios que hacen que rechace, de forma consciente o inconsciente, a personas en base a que son diferentes a mí, la forma que visten, el lugar de procedencia, su aspecto físico, sus comentarios, la forma en que hablan, etc., etc. Hay miles de formas sutiles de despreciar y infravalorar a otros simplemente porque nos consideramos mejores que ellos. Al hacer esto olvidamos a Jesús quien rompió barreras para hacer de todo ser humano alguien valioso y digno.
Un principio
Ver a la gente como Jesús la ve.
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