SALMO 14. EL NECIO Y EL SENSATO
Piensa el necio en su interior: Dios no existe.
El Señor se asoma desde el cielo
hacia los hijos de Adán
para ver si hay alguno sensato, alguien que busque a Dios.
El Señor se asoma desde el cielo
hacia los hijos de Adán
para ver si hay alguno sensato, alguien que busque a Dios.
Este salmo contrapone dos tipos de personas, el necio y el sensato. Esta tipología se repite una y otra vez, no sólo en los salmos, también en los otros libros llamados sapienciales, es decir, Proverbios, Job y Eclesiastés.
El necio niega en su corazón la existencia de Dios y, por tanto, organiza todo su proyecto vital en base a este axioma. No tiene pues ningún problema en practicar el mal -pues ignora el carácter santo de Dios- ni la injustcia -pues igualmente ignora el carácter justo del Señor.
El sensato, sabio según otras versiones, contrariamente busca a Dios y ordena su estilo y proyecto personal en base a este axioma opuesto y contrario al del necio. Tristemente, el salmista habla de la escasez de sabios en este mundo.
Al leer el salmo pensaba en mi propia vida, ya que es fácil pensar en la de los demás y, tal y como afirma la Escritura, ignorar nuestros propios defectos cuando señalamos los de los demás. Pensaba en el peligro y la tentación que corro de ser un sensato que vive como un necio. Es decir, que a pesar de reconocer al Dios santo y juez, mi estilo de vida no refleje su carácter y en algunas o muchas áras viva como un necio.
Si, ya sé que nadie es perfecto, y no me refiero al proceso de caminar hacia la imitación de Jesús, me refiero más bien a permitir un estilo de vida de necedad con alevosía, premeditación, nocturnidad, escalo y todo eso.
El necio niega en su corazón la existencia de Dios y, por tanto, organiza todo su proyecto vital en base a este axioma. No tiene pues ningún problema en practicar el mal -pues ignora el carácter santo de Dios- ni la injustcia -pues igualmente ignora el carácter justo del Señor.
El sensato, sabio según otras versiones, contrariamente busca a Dios y ordena su estilo y proyecto personal en base a este axioma opuesto y contrario al del necio. Tristemente, el salmista habla de la escasez de sabios en este mundo.
Al leer el salmo pensaba en mi propia vida, ya que es fácil pensar en la de los demás y, tal y como afirma la Escritura, ignorar nuestros propios defectos cuando señalamos los de los demás. Pensaba en el peligro y la tentación que corro de ser un sensato que vive como un necio. Es decir, que a pesar de reconocer al Dios santo y juez, mi estilo de vida no refleje su carácter y en algunas o muchas áras viva como un necio.
Si, ya sé que nadie es perfecto, y no me refiero al proceso de caminar hacia la imitación de Jesús, me refiero más bien a permitir un estilo de vida de necedad con alevosía, premeditación, nocturnidad, escalo y todo eso.
Un principio
Hay sensatos que viven como necios.
Hay sensatos que viven como necios.
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