SALMO 13. CLAMOR Y RESPUESTA

¿Hasta cuándo Señor, me olvidarás?
¿eternamente?
¿hasta cuándo me ocultarás de tu rostro?
¿Hasta cuándo estaré angustiado, con el
corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuando triunfará mi enemigo?
¿eternamente?
¿hasta cuándo me ocultarás de tu rostro?
¿Hasta cuándo estaré angustiado, con el
corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuando triunfará mi enemigo?
En este breve salmo vuelve a repetirse, por tres veces, la expresión ¡Hasta cuándo! Es el clamor de alguien que sufre, que lo está pasando mal y no acaba de entender por qué Dios no interviene y debido a ese aparente silencio de Dios se va generando una sensación de abandono de parte de Él.
Creo que este salmo, como tantos otros, sirve para poner palabras al estado emocional que muchos de nosotros hemos vivido, viviremos o estamos viviendo en estos momentos. El salmista nos ayuda a poder verbalizarle a Dios el sentimiento de que parece que se haya desentendido de nosotros y nuestras circunstancias y que no entendemos su falta de acción.
Pero el salmo no solamente me enseña a encontrar palabras para verbalizar estados anímicos. también, como en tantos otros, transmite un tan necesario sentido de esperanza porque, la intervención de Dios se puede tardar, pero llega. Los problemas pueden persistir, pero el Señor siempre da las fuerzas y la presencia para sobrellevarlos. Es por eso que David puede exclarmar al final:
Creo que este salmo, como tantos otros, sirve para poner palabras al estado emocional que muchos de nosotros hemos vivido, viviremos o estamos viviendo en estos momentos. El salmista nos ayuda a poder verbalizarle a Dios el sentimiento de que parece que se haya desentendido de nosotros y nuestras circunstancias y que no entendemos su falta de acción.
Pero el salmo no solamente me enseña a encontrar palabras para verbalizar estados anímicos. también, como en tantos otros, transmite un tan necesario sentido de esperanza porque, la intervención de Dios se puede tardar, pero llega. Los problemas pueden persistir, pero el Señor siempre da las fuerzas y la presencia para sobrellevarlos. Es por eso que David puede exclarmar al final:
Pero yo confío en tu benevolencia,
mi corazón se alegra con tu ayuda;
cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Un principio
Los salmos dan palabras a nuestro clamor y a nuestra esperanza.
mi corazón se alegra con tu ayuda;
cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Un principio
Los salmos dan palabras a nuestro clamor y a nuestra esperanza.
El solo hecho de podernos comunicar con el Señor, ya es una bendición. Aunque sea quejándonos por su tardanza; aunque parezca que no esté atento a nuestro ruego e incluso cansándonos nosotros de insistir, todo sucederá a su debido tiempo y para nuestro bien. Mientras, mantengamos nuestra esperanza en su fidelidad.
ResponderEliminar