MIEDO A LA VEJEZ
Estos días pasados he sentido una y otra vez miedo a la vejez ¡Señal inequívoca que me estoy haciendo mayor! Muchas ideas vienen a mi mente: ¿podremos mantener nuestro nivel de levantamiento de fondos? ¿Con qué recursos económicos contaremos? ¿Quién querrá apoyarnos cuando seamos más mayores? ¿Tendremos un mínimo para vivir con dignidad? ¿Cómo podremos cubrir nuestras necesidades básicas? ¿Tendremos aún fuerzas físicas, emocionales y espirituales para llevar a cabo algún tipo de ministerio que la gente considere digno de ser apoyado?
Ayer me fui a dormir hablando con Dios de todos estos miedos y temores. He aprendido que no sirve de nada ignorarlos, reprimirlos o espantarlos de nuestra mentes. Lo mejor es verbalizarlos, ponerles una etiqueta y confiárselos a Dios.
En la mañana, al proseguir con mi lectura de los salmos he llegado al salmo 71 y he encontrado estas palabras:
Ayer me fui a dormir hablando con Dios de todos estos miedos y temores. He aprendido que no sirve de nada ignorarlos, reprimirlos o espantarlos de nuestra mentes. Lo mejor es verbalizarlos, ponerles una etiqueta y confiárselos a Dios.
En la mañana, al proseguir con mi lectura de los salmos he llegado al salmo 71 y he encontrado estas palabras:
Porque tú, Señor, eres mi esperanza,
mi refugio, Señor, desde mi juventud....
No me rechaces en mi vejez,
no me dejes cuando mi fuerza se pierde...
A pesar de mi vejez y mi pelo encanecido,
tú, oh Dios, no me abandones
hasta que anuncie tu poder a esta generación,
tu fuerza a todos tus descendientes.
mi refugio, Señor, desde mi juventud....
No me rechaces en mi vejez,
no me dejes cuando mi fuerza se pierde...
A pesar de mi vejez y mi pelo encanecido,
tú, oh Dios, no me abandones
hasta que anuncie tu poder a esta generación,
tu fuerza a todos tus descendientes.
Comentarios
Publicar un comentario