HUIR DE DIOS
Pero Jonás, queriendo eludir el mandato del Señor, decidió huir a Tarsis. (Jonás 1:3)
Hoy comienzo a leer el libro de Jonás. El profeta recibe una responsabilidad de parte de Dios y, ni corto ni perezoso, decide huir hacia Tarsis, lo que actualmente es la ciudad de Cádiz. Dicho de otro modo, se va de una punta a otra del Mediterráneo para eludir el obedecer a Dios.
Pienso en mi propia vida y en cuantas veces huyo de Dios, no necesariamente de una forma física, más bien emocional, espiritual o intelectual.
Pienso en todas las veces en que con claridad meridiana entiendo lo que Dios quiere y espera de mí y, sin embargo, claramente me niego a hacerlo. En ocasiones me justifico, lo racionalizo, lo sublimo. Otras simplemente me hago el loco, el sordo y paso.
A mi manera, en mi realidad, me doy cuenta que repito la historia de Jonás.
Hoy comienzo a leer el libro de Jonás. El profeta recibe una responsabilidad de parte de Dios y, ni corto ni perezoso, decide huir hacia Tarsis, lo que actualmente es la ciudad de Cádiz. Dicho de otro modo, se va de una punta a otra del Mediterráneo para eludir el obedecer a Dios.
Pienso en mi propia vida y en cuantas veces huyo de Dios, no necesariamente de una forma física, más bien emocional, espiritual o intelectual.
Pienso en todas las veces en que con claridad meridiana entiendo lo que Dios quiere y espera de mí y, sin embargo, claramente me niego a hacerlo. En ocasiones me justifico, lo racionalizo, lo sublimo. Otras simplemente me hago el loco, el sordo y paso.
A mi manera, en mi realidad, me doy cuenta que repito la historia de Jonás.
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