CUARESMA, DÍA 8
Porque quien sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado. (Santiago 4:17)
El código penal español y, probablemente el de muchos países, contempla un delito llamado: "omisión del deber de socorro", relacionado con la posibilidad de ayudar a alguien y, sin embargo, no hacerlo. En el libro de los muertos del antiguo Egipto, cuando los mortales encaraban el juicio final, se nos narra cómo estos hacían una declaración de todas las cosas malas que no habían hecho. No se hablaba para nada del bien que habían dejado de hacer.
El pecado de omisión es de lo que nos está hablando Santiago, el bien a nuestro alcance que, de manera consciente o inconsciente hemos dejado de hacer. Porque para él, pecado no es solamente hacer el mal, sino dejar de hacer el bien. Vimos como ayer el Salmo 139 invitaba a Dios a examinar nuestras conductas. Vimos también la petición para discernir el mal que hacemos. Hoy la petición es pedirle discernimiento al Señor para tomar conciencia del bien que estamos dejando de hacer.
¿Qué ves al examinar tus omisiones? ¿Qué paso, por pequeño que sea, vas a dar para cambiar?
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