CUARESMA, DÍA 17
Felices los que trabajan en favor de la paz, porque Dios los llamará hijos suyos. -Mateo 5:9
La sencilla reflexión de hoy tiene que ver con aquello que aportamos a las relaciones in- terpersonales, paz o, por el contrario, conflicto. El apóstol Pablo nos recomienda que, en lo que dependa de nosotros, estemos a bien con todos los seres humanos.
Las relaciones interpersonales, todos lo sabemos, son bien complicadas y complejas y,
en ocasiones, nos vemos envueltos en situaciones de conflicto o que fácilmente pueden llevar o desembocar en ello. Vale la pena que tomemos distancia y con la perspectiva que esta nos da valorar si realmente estamos actuando como pacificadores, gente que busca la paz y de este modo reflejamos el carácter de nuestro Dios o, contrariamente, nuestras actitudes, acciones u omisiones generan lo contrario, más conflicto y más tensión.
Al inclinarte hacia atrás para ganar distancia y perspectiva ¿Qué ves en tu vida? ¿Generas paz o conflicto?
Visto lo visto ¿Qué espera Dios que hagas al respecto? ¿Qué vas a hacer de forma práctica?
Señor,
hazme un instrumento de tu paz:
allí donde haya odio, que yo ponga el amor,
allí donde haya ofensa, que yo ponga el perdón;
allí donde haya discordia, que yo ponga la unión;
allí donde haya error, que yo ponga la verdad;
allí donde haya duda, que yo ponga la fe;
allí donde haya desesperación, que yo ponga la esperanza; allí donde haya tinieblas, que yo ponga la luz;
allí donde haya tristeza, que yo ponga alegría.
Señor,
haz que yo busque:
consolar y no ser consolado, comprender y no ser comprendido, amar y no ser amado.
Porque:
dando es como se recibe,
olvidándose de sí es como uno se encuentra, perdonando es como se recibe el perdón,
y muriendo es como se resucita a la Vida. (Francisco de Asís)
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