PROFETAS Y REYES, SAÚL, EN LA OSCURIDAD
El rey le dijo [al sacerdote]: Te aseguro, Ajimelec, que tú y toda tu familia vais a morir. (1 Samuel 22:16)
Aquel día murieron cerca de cien personas, incluyendo mujeres y niños. Fue la venganza de Saúl porque pensó que el sacerdote había conspirado con David contra él. El rey hacía tiempo que se había alejado del Señor y, cuanto más lo hacía, más a la deriva iba, más perdía la perspectiva y más fácilmente el pecado controlaba sus acciones.
La aplicación para mí es muy clara, es contundente; cuanto más lejos estamos del Padre menos luz tenemos. La Escritura afirma que Él es luz y quien confía en el Señor no andará en la oscuridad. Es, por tanto, nuestra responsabilidad mantenernos cerca del Señor. A mayor distancia de Él mayor pérdida de perspectiva, menos capacidad para orientarnos en la complejidad del mundo contemporáneo en el que nos ha tocado vivir, más facilidad para sucumbir al poder destructivo del pecado sobre nuestras vidas y relaciones. Como tantas cosas en esta vida se trata de un proceso gradual. No nos vamos a dormir un día y nos levantamos en la total oscuridad. Poco a poco nos alejamos, casi de forma imperceptible, hasta que llega un momento en que hemos perdido la referencia o la vemos demasiado lejana para tener fuerzas y volver a la luz.
¿Cuál es tu situación? ¿Cuán lejos/cerca estás de la luz? ¿Qué piensas hacer?
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